El lunes 09 de enero de este año en curso se llevó a cabo la Cumbre de Líderes de América del Norte, que durante el mandato del ex presidente Donald Trump se había cancelado a parte también por cuestiones de pandemia. El país anfitrión fue México, que recibió con gusto a los representantes del ejecutivo estadounidense y canadiense, Joe Biden y Justin Trudeau, respectivamente.
Se dice que en política la forma es fondo y efectivamente en absoluto importa que el avión presidencial del presidente Joe Biden haya aterrizado en el AIFA (Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles) y no en el Aeropuerto Internacional Benito Juárez, simples nimiedades. Que el primer mandatario de México haya sido invitado a recorrer en el auto presidencial estadounidense “la bestia” un camino de terracería lleno de baches y basura (según lo indicó la prensa norteamericana a la que AMLO no tiene injerencia para etiquetarlos de prensa vendida y conservadora).
Lo importante de esta cumbre se dio en Palacio Nacional, en la porción pública de la reunión bilateral entre los presidentes López Obrador y Biden, el presidente mexicano haciendo suya la lucha bolivariana en América Latina hizo una exposición de nueve minutos sobre un proyecto simbólico, cargado de emotividad y desprovisto de sustancia: integrar a América Latina al nearshoring que plantea EU a México otorgándole un capital de 375 mil millones de dólares durante 10 años. Bastó menos de la mitad del tiempo tomado por López Obrador para que Biden desechara el intento de integrar a América Latina, simplemente la propuesta es para México. Usando símbolos cuidadosos, que también los conoce y sabe usar, Biden defendió las inversiones de su país en el continente y señaló que cuando México y Estados Unidos comparten valores, logran grandes cosas.
En síntesis, la Casa Blanca hace el recuento de los temas abordados; en 361 palabras, en inglés, se hace referencia a la lucha contra el narcotráfico, en especial fentanilo, el tráfico de armas y la trata de personas. Se confirma que la base de la relación económica y comercial es el TMEC y reafirma el interés de invertir en semiconductores, así como la importancia de invertir en energía renovable y aprovechar créditos fiscales para incrementar la producción de vehículos eléctricos y baterías lo que daría lugar al llamado “nearshoring”. Finalmente, según el texto de la Casa Blanca, hubo coincidencia en combatir las causas raíz de la migración.
Y… ¿qué es el “nearshoring”? pues bien es una deslocalización cercana y se refiere a la práctica de transferir una operación comercial a un país cercano. El objetivo del nearshoring es acercar los centros de producción tercerizada y solucionar los inconvenientes de las largas distancias y la diferencia de horarios entre los continentes, los cuales, muchas veces perjudican a la cadena de suministros.
El estudio Nearshoring to the Americas, destaca que, prueba de los efectos positivos del tratado de libre comercio entre Estados Unidos y México comienzan a verse con el fortalecimiento de su relación. Aspecto que hemos visto sobre todo en 2021 que, tras la guerra comercial entre Estados Unidos y China, México ha subido su participación en las importaciones estadounidenses de 13.5% a 13.9%, mientras que China cayó de un 20.6% a un 17.2%. México tiene una localización estratégica y un modelo logístico-legislativo que le permite tener un crecimiento diferente a los demás países de Latinoamérica.
¿Cuál es la oportunidad de México ante el nearshoring? Las predicciones apuntan a que las grandes importadoras americanas dejarán todo su abastecimiento a China y tratarán de diversificar a sus proveedores de manufactura para evitar todos los problemas que han tenido debido a la pandemia por la Covid-19. Esto le permitirá a México poder tomar un lugar mucho más importante en el desarrollo logístico y en la generación de servicios hacia el mercado norteamericano, principalmente.
Con una inversión jugosa que duraría 10 años y la ubicación de las empresas estadounidenses a lo largo de la frontera entre EU y México, una de las mas grandes del mundo con 3,185 km de longitud, esta inversión claramente traería a México una oportunidad para lograr que varios proyectos de nación se consoliden, sobre todo la proyección del país frente al mundo y por supuesto una boyante y digna vida de los 130 millones de mexicanos que vivimos aquí. La bonanza de nuestro país se puede mirar a lo lejos, pero… ¿Será aceptada esta propuesta por México? Recordemos que la soberanía es un tema escabroso y recurrente en nuestro país, aunque para ser soberano habría que ser prospero. ¿Tú lo crees?… Si yo también.