Por: René Anaya
En los últimos años, la utilización de la luz azul en lámparas led, pantallas, computadoras, tablets, ipads, celulares y otros dispositivos tecnológicos informáticos, ha traído grandes beneficios, en general, pero también se han comenzado a encontrar algunos daños a la salud, aunque no del todo comprobados con evidencia científica.
No solamente la iluminación con luz azul es benéfica en el mundo digital, al parecer también podría abrir un nuevo campo en la lucha con las bacterias resistentes a los antimicrobianos, según ha encontrado un grupo de investigadores en un trabajo cuyos resultados son prometedores en el combate de infecciones en quemaduras de la piel.
Una luz en la informática
La luz azul se encuentra entre el conjunto de radiaciones visibles del espectro electromagnético, que va de los rayos Gamma de 0.0001 nanómetros (un nanómetro es la mil millonésima parte de un metro) a las ondas de radio, que llegan a los100 metros de longitud de onda, pasando por los rayos X, ultravioleta e infrarrojos. El espectro visible va de 380 nanómetros a los 750 nanómetros, la luz azul se encuentra en el rango de 380 a 475 nanómetros, aproximadamente.
En el espectro visible, la luz azul no había sido muy utilizada, pero en los últimos años, se empezó a emplear en los dispositivos computacionales, los cuales cuentan con diodos emisores de luz (LED, por sus siglas en inglés), que condujeron a la fabricación de lámparas y pantallas más delgadas, más ligeras, más brillantes y eficientes energéticamente.
En la actualidad se encuentran en las pantallas de las computadoras de escritorio, televisores, paneles, lámparas, tablets y teléfonos celulares, entre otros.
Esta “irrupción”, hasta cierto punto súbita, ha traído consigo numerosos estudios sobre los beneficios y perjuicios de la luz azul para la salud. Entre los beneficios, se ha considerado que la luz azul-turquesa, de longitud de onda más larga, contribuye a sincronizar los ciclos biológicos del organismo humano con los ritmos de día/noche; puede incrementar el rendimiento, la capacidad de aprendizaje y la memoria; es probable que intervenga en el reflejo de constricción de la pupila (disminuir su diámetro) para proteger los ojos de la radiación solar; y puede ayudar a frenar la miopía.
Entre los perjuicios, la luz azul-violeta provoca un mayor deslumbramiento, por lo que causa cansancio y estrés visual; incluso se supone que puede dañar la retina y acelerar la aparición de la degeneración macular asociada a la edad; asimismo, se sospecha que contribuye a la formación de cataratas y que puede alterar el ciclo de sueño-vigilia y causar insomnio.
Una terapia luminosa
De esos trastornos y beneficios, hasta ahora no se cuenta con evidencia científica que pueda confirmarlo. Lo que sí ya se tiene es un buen resultado del uso de la luz azul en la terapia contra una bacteria, la Pseudomona aeruginosa, que es considerada oportunista, es decir que ataca a personas que tienen las defensas bajas. Se le encuentra en pulmones, vías respiratorias, tejidos lesionados (heridas) y en quemaduras.
Un equipo de investigadores publicó recientemente en Photobiomodulation, Photomedicine, and Laser Surgery, un trabajo en el que evaluaron el efecto antibacteriano de la fototerapia con luz azul contra esa bacteria, presente en heridas por quemaduras, según refiere la neurocientífica Iris Kullbayski en su artículo Death by Illumination, publicado el 10 de enero en el boletín de The Scientist.
Los autores utilizaron ensayos in vitro y un modelo de piel de herida humana con la bacteria P. aeruginosa, a los que se les sometió a radiaciones de luz azul durante periodos distintos. Descubrieron que a la misma intensidad de luz azul, pero con diferente duración, de una hora y de dos horas, las bacterias respondían de diferente manera.
La radiación con una intensidad de luz azul alta en una hora, fue mejor que una intensidad más baja en dos horas, ya que el efecto antibacteriano solamente se observó con una intensidad alta durante una hora.
Estos resultados abren el camino para nuevos experimentos con luz azul. Los investigadores consideran que la combinación de la fototerapia con la tradicional terapia antimicrobiano podría dar buenos resultados para combatir la infección por P. aeruginosa.
Se requieren nuevos trabajos para confirmar la acción antibacteriana de la luz azul, no solamente contra esta bacteria, sino contra otras más, aunque habría que investigar la manera de llevar la radiación de luz azul a otros tejidos del cuerpo. Por ahora solo se ha encontrado su probable utilidad en heridas visibles a simple vista, así que se trata de una luz mortal que da esperanzas.
*Publicado en la Revista Siempre!
@RenAnaya2
f/René Anaya Periodista Científico