Por: Bethel García Vargas
Hace unos días vivimos el inicio de la primavera y como era de esperarse hizo bastante calor, que últimamente me afecta bastante. Estuve en mi trabajo en dos ocasiones por aproximadamente tres horas no directamente abajo del rayo del sol, pero en un espacio que generaba una especia de efecto invernadero, que hizo que ni el uso de cubrebocas se soportara.
Al otro día, después de muchas horas en el sol sentí la garganta un poco irritada, no le tomé importancia y me volví a exponer al sol en ese espacio, pero trataba de cubrir mi cabeza para que fuera menor la exposición, después de esas tres horas ya me escuchaba más ronca conforme fue pasando el tiempo; en la noche del segundo día ya no tenía casi voz, me tomé unas pastillas para desinflamar mi garganta y dormí, y sí me ayudó un poco, tenia un 5% más de voz que el día anterior, pero no la suficiente para que se me escuchara.
Fui con una doctora que me revisó y me dijo que para evitar que mis cuerdas vocales se lastimaran por forzarlas para hablar, permaneciera callada, también porque al intentar hablar hacia que me diera tos y era peor.
Estuve aproximadamente 8 horas seguidas sin decir nada, solo escribía textos o hacía señas o mímica con la boca de alguna palabra, fue mucho tiempo para mí, regularmente hablo hasta por los codos, y subo o bajo la voz mucho, fue algo diferente.
Durante ese tiempo decidí poner música para llenar el vacío de mis palabras y concentrarme en otras tareas que no significaran hacer un esfuerzo vocal. También me puse a reflexionar sobre las personas que por estar en ciertas situaciones pierden la voz o las operan de las cuerdas vocales y tienen que permanecer en silencio para no afectarse más, es algo raro no poderse expresar con lo que estamos acostumbrados, la voz, una de nuestras mayores armas para la comunicación entre pares: Si bien, existen otros medios como la escritura (como lo hago ahora) no es lo mismo, pues siento que la voz es como nuestras huellas digitales, es única y algo que nos caracteriza, porque es parte de nuestra personalidad.
No solo expresamos palabras, también la risa proviene de nuestra garganta, nuestras emociones son más fáciles de expresar a través de la comunicación, sin voz no hay expresión, puede sonar este relato como algo catastrófico, pero para la realidad que viven muchas personas que pierden la voz de un momento a otro es muy difícil adaptarte a algo así, y por supuesto que en algún momento las personas que pasan por esto, se acostumbran y encuentran nuevas formas de comunicarse, pero siento que nada se compara a poder hablar con tu voz, aunque no te guste escucharla en audios, valoras todo cuando te quedas unas horas en silencio.
Cuídense mucho, no se expongan a los cambios bruscos de temperatura, a todos nos afecta de formas diferentes, o tal vez no nos pase nada, pero les prometo que no les va a gustar quedarse sin hablar al menos unas horas y darle descanso a su voz. Hasta la próxima.
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