De lo ocurrido en días pasados en la Cámara de Senadores, donde fue removido como líder de la bancada priista Miguel Ángel Osorio Chong, se pueden tener muchas lecturas, primordialmente que la dirigencia nacional que encabeza Alejandro Moreno Cárdenas y Carolina Viggiano Austria, se fueron con todo contra un connotado priista hidalguense sin importar a otra priista (Carolina Viggiano) la presencia de un exgobernador que tiene reconocimiento ante la militancia. Ello sin señalar que tampoco les importó los efectos que ello pueda tener en la elección del vecino estado de México. Por acciones como esta ha resultado ser la peor mancuerna a lo largo de 93 años de historia del otrora poderoso Partido Revolucionario Institucional.

Y es que parecen estar empeñados en destruir al partido que les ha dado las mejores oportunidades de su carrera política, porque todas las decisiones que han tomado desde su llegada han sido con miras a debilitar a esta institución.

Cada campaña que enfrenta esta dirigencia, entrega cuentas con saldo negativo, no hay un solo resultado que fortalezca ni sustente su permanencia al frente del PRI, y por el contrario, diversos liderazgos que han sido parte de la vida política del partido tricolor, han manifestado y cuestionado agudamente las decisiones y en consecuencia la permanencia de la dupla Cárdenas – Viggiano. Esta ultima acción termina de erosionar la desgastada figura de la dirigencia y particularmente de Carolina Viggiano en Hidalgo.

Ha sido muy cuestionada la manera de hacer política, de la forma tan autoritaria con la que se han agandallado para los cercanos diversos espacios a lo largo del país, y construyen un blindaje que les permita alargar su periodo estatutario que concluiría en agosto de este año, sin embargo, ya afilan una vez más una estrategia al margen de la ley para seguir usando su partido de trampolín y a la militancia que cada día siente menos empatía por su partido y manifiestan desprecio por la dirigencia nacional.

Pero mención aparte amerita la postura de la secretaria general Carolina Viggiano, quien ha secundado a “Alito” Moreno en sus decisiones de desarticular las fortalezas del PRI, y particularmente en la salida de Miguel Ángel Osorio como líder de la bancada en el Senado de la República, porque es bien sabido que como gobernador de Hidalgo, él la impulsó para ser magistrada y para ocupar por primera vez por una mujer, el cargo como presidenta del Tribunal Superior de Justicia y posteriormente se postularía con impulso de Osorio como diputada federal. Conclusión: gran parte de su carrera se la debe a él.

Los intereses mezquinos de Carolina Viggiano han recobrado fuerza luego de perder contundentemente la elección en la que fue candidata al gobierno de Hidalgo, y ha traicionado no solo a quien le ha brindado su confianza, sino también al pueblo hidalguense que se siente agraviado por darle la espalda a un líder como Osorio Chong que cuenta con el afecto y reconocimiento de la militancia priista.

No es menor cosa lo que ha motivado la diputada federal, por un lado, la división de su partido, y por otro lado la ingratitud de desconocer a quien ha sido un impulsor en su carrera política. Lo que debe saber es que su relación con Alejandro Moreno se sustenta únicamente mientras haya intereses de por medio, pero una vez que estos concluyan habría que ver con qué argumentos buscaría acercarse a las y los hidalguenses que se sienten agraviados por su manera de darles la espalda. Este no fue un golpe solo a Osorio, sino una puñalada por la espalda al priismo hidalguense que no da crédito de la voracidad y deslealtad de su Secretaria General.