La sociedad y el gobierno están divorciados, viendo y actuando hacia puntos diferentes, situación que se vive en países occidentales o que presumen de normarse por los valores de la democracia occidental.
Ese divorcio alimenta el auge del populismo como forma de alcanzar el poder y ejercerlo, pero lo vemos también en la respuesta de grupos sociales importantes a gobiernos populistas.
El populismo nace del divorcio entre sociedad y gobierno, de que la sociedad ha perdido buena parte de su capacidad para expresar políticamente sus necesidades y hacer que el gobierno formule acciones para atenderlas, pero es también reacción a la actividad gubernamental populista.
Estamos así frente a otra división, la de la sociedad, que es incapaz de generar una visión de desarrollo aceptada y seguida por la mayoría, lo que permite que el gobierno encuentre apoyo de grupos sociales, y haga pasar este apoyo como mayoritario, cuando en realidad solo es parcial.
En Europa tenemos los casos de Francia, Reino Unido y Alemania. En la cuna de los Derechos del Hombre y el Ciudadano los dos periodos de su presidente Emmanuel Macron serán recordados por su hasta ahora fallido intento de modificar el edificio de las pensiones.
La modificación nace de que el número de franceses que se jubila crece pero el de aquellos que siguen trabajando, y sostienen los pagos pensionarios se reduce, lo que creará fuertes problemas financieros, dicen las autoridades.
Es una situación que se da en muchos países con sistemas de seguridad social, que justifica el sistema de cuentas pensionarias individuales –como el de las Afore en México- pero que no resuelve el problema de la población que envejece en mejores condiciones de salud pero sin recursos suficientes para sus últimos años.
Macron lleva siete años insistiendo en su reforma, hoy en su segunda versión tras la pausa por la pandemia, mismo tiempo en que los trabajadores sindicalizados le han dicho una y otra vez que no. Hasta ahora trabajadores y gobierno siguen viendo hacia horizontes diferentes, sin que aparezca una solución, salvo manifestaciones, marchas y las consecuentes acciones policiales represivas.
Reino Unido y Alemania han coincidido también en huelgas por aumentos salariales ante la inflación de estor meses. En Reino Unido miembros del sector sanitario reclamaron mejores ingresos tras su dedicación a la atención de los pacientes de la pandemia, mientras que en Alemania ha sido el sector transportes el que se ha levantado con protestas similares. Lo que destaca es que la acción gubernamental solo se activó ante las protestas, como si carecieran de datos sobre el alza de precios.
Otro ejemplo es Israel, gobernado por Benjamin Netanyahu pese a que enfrenta procesos judiciales por soborno, fraude y abuso de confianza. El absurdo es doble: que pueda gobernar con esas acusaciones en proceso, y que el electorado haya votado por el partido del primer ministro pese a su situación.
Aquí el disgusto de parte de la sociedad es por las reformas que impulsa la coalición de extrema derecha y con partidos confesionales que encabeza Netanyahu, para reducir el papel de la Corte Suprema y que incluye aumentar el papel gubernamental en la elección de jueces, impedir que la Corte elimine cambios a las leyes básicas que operan como constitucionales, y elevar el número de votos judiciales necesarios para impugnar leyes de menor rango.
La intención de reducir el papel de la Suprema Corte como contrapeso del ejecutivo es evidente, lo que buena parte de la sociedad israelí entiende y rechaza, pues un país no puede llamarse democrático sin frenos al poder.
Y el divorcio más cercano a nosotros es el que se da en países latinoamericanos, una de cuyas expresiones fue apenas la noche de este lunes 27, cuando migrantes del área murieron en un incendio provocado en protesta por su inminente deportación desde la norteña Ciudad Juárez.
Y desde luego no olvidamos a Estados Unidos, donde buena parte de su población sigue inconmovible a Donald Trump a pesar de sus abiertas infracciones legales y su pleito permanente con la realidad, la cual siempre está ajustando a sus necesidades.
Lo peor es que no se ve a los divorcios aquí descritos con prontas soluciones, lo cual no es ninguna buena noticia.
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