Mtra. Monserrat J. Álvarez Ramos*

Al hablar del envejecimiento debemos mencionar que todos los cambios fisiológicos que tenemos los seres humanos se deben a la degeneración de nuestro cuerpo, con el paso del tiempo los organismos pierden la facultad de regenerarse a sí mismos, y comienzan a envejecer.

La apatía de una sociedad que no pone atención adecuada por diversas cuestiones como cultura, desinterés y falsos estereotipos como fragilidad, enfermedad, dependencia emocional de otras personas, jubilación, depresión, discriminación o en su caso, difícil de tratar. Todos son representación de envejecimiento.

Si bien es cierto que algunas Personas Adultas Mayores (PAM), han adquirido un vínculo negativo con su condición, que los afecta no solo a sí mismos, sino a personas más jóvenes, generando así un efecto cascada que nos involucra a toda la sociedad y de cómo percibimos el envejecimiento. ¿Y cuál es la consecuencia social? La discriminación por edad, llega a impedir a las PAM alcanzar la felicidad, plenitud y productividad total.

Mucha gente piensa que a medida que crecemos dejamos de aprender cosas nuevas o lo que hayamos aprendido se olvida, esto es falso. En realidad, el proceso de aprendizaje de una PAM no se pierde, hay que tener presente que no todos aprendemos de la misma manera y que cada uno tiene particularidades diferentes y eso no implica que se pierda por completo el proceso cognitivo.

El trauma de la jubilación, ¿y ahora qué hago? Es creer que ya no se trabajará más, el fin. Hay personas que se jubilan y deciden seguir trabajando y no por necesidad, sino por sentirse activos, las ganas de seguir perteneciendo y sentirse útiles. Un vínculo positivo sería: “ya tengo más tiempo para mí”, o el tener la posibilidad de tener más tiempo para viajar o hacer actividades que por el trabajo no se podían realizar, disfrutar la jubilación, eso es lo ideal.

Anteriormente, a la PAM se le consideraba un icono de sabiduría y de respeto, sin embargo, esa percepción ha cambiado; hoy en día se considera una persona a la cual hay que cuidar. Si bien hoy en día algunas PAM cuentan con mejores expectativas de vida, en nuestra cultura son personas a las que hay que estar muy atentos, lo que pretendo decir es que no por el hecho de que sean personas de la tercera edad sean completamente dependientes, que puedan hacer y tener un impacto positivo en la sociedad ya sea trabajando o haciendo actividades que impacten de manera auténtica en su entorno al cual se identifican.

La idea es que la PAM siga con sus metas o genere nuevas, hacerse a la idea de que puede aprender cosas nuevas, que sepa que puede seguir haciendo actividades lúdicas, recreativas, de aprendizaje o laborales, siempre y cuando su salud lo permita. Considero que la responsabilidad como sociedad es incentivar, estimular, involucrar a las PAM a hacer actividades para que no sienta que está perdiendo independencia y se conviertan en un ejemplo a sí misma y a la sociedad, generando así una cultura de vejez digna.

Entiendo que encontraremos quienes se comportaran necios o con actitudes de rechazo, pero es importante entender que son personas de atención prioritaria y se debe conocer el contexto por el que pasó a lo largo de su vida, que es lo que lo ha llevado a actuar de esa manera. Por otro lado, también encontraremos nobleza, bondad y sabiduría en ellos, entender que es una persona que tal vez su pasado lo ha llevado a comportarse como lo hace. Todos formamos una personalidad y prácticamente es con la que vamos a llegar a nuestra vida adulta y esta se acentúa un poco más con el paso del tiempo y eso hace más complicado el darle una perspectiva diferente, ya que se aferra a esa base de personalidad que desarrollo y saber sobrellevarlos, ser empáticos es necesario.

El respeto a sus derechos humanos y el deber como sociedad al cuidado de las PAM es integrarlas, incluirlas en cualquier espacio público o privado, respetarlas por razón de su origen étnico o racial, la edad, las discapacidades, religión, opiniones, orientación sexual, estado civil, o cualquier otra que forme parte de la dignidad humana.

En otras palabras, mantenerse activo, ocupado es bueno para la salud mental, aportar socialmente, tener un sentido de permanencia mental y financieramente, genera una buena autoestima, el trabajo nos edifica ante nosotros mismos y a las demás personas.
Sin duda alguna, es urgente trabajar para una nueva cultura y hacer una mirada auténtica de las personas adultas mayores, muchas personas de esta población tienen necesidades, posibilidades, una voz que decir y derechos.

Existen muchas barreras significativas y subjetivas, sin duda alguna el compromiso y la resiliencia para lidiar con el paso del tiempo es importante, ser productivo y valioso para otros seres humanos es parte esencial de la vida y esto debe continuar en el ciclo de la vida, incluyendo la vejez.

Mtra. Monserrat J. Álvarez Ramos*
*Subcoordinadora de Educación y Formación
Comisión de Derechos Humanos del Estado de Hidalgo