Queridas y queridos lectores, en esta columna retomo el tema original de la misma: la sexualidad humana.

Hace algunos años, en un e-mail que recibí luego de dar capacitación en sexualidad femenina, una mujer me pidió orientación para iniciarse en el sexo anal. Mí primera pregunta para ella fue ¿por qué quieres probar esta técnica?, contestó que su marido ve mucha pornografía y que la presionaba, con la amenaza de irse con otra, si no lo hacía.

Mí siguiente cuestionamiento fue ¿y tú quieres? Contestó: ¡No, ni siquiera me lo imagino! La educación que recibí en casa es que esa parte del cuerpo no se toca, pero tengo mucho miedo de que él me deje, escribió.

Le propuse entonces informarles a los dos sobre las técnicas de la penetración anal y evitar así que se lastimaran el uno al otro si se decidían a hacerlo. Por supuesto ya no contestó y se salió del grupo. Fue evidente que él no quería una relación erótica, sino abusar de ella, ni de lejos pensaba en dar y recibir, un principio de cualquier relación sexual sana, equitativa y justa.

Puso de manifiesto también el fracaso de la revolución sexual, que supuso la historiadora norteamericana Shere Hite, se produciría tras los hallazgos que su investigación sobre la sexualidad femenina, evidenció en 1976.

Y es que luego de la llamada liberación sexual de los hippies en los años sesenta, el descubrimiento de Hite de que la mayoría de las norteamericanas fingían los orgasmos, cayó como bomba a una sociedad que se consideraba muy de avanzada.

Peor aún, cuando aseguró qué, las mujeres no alcanzan el orgasmo a través de la penetración, sino que es necesaria la estimulación clitoridiana para experimentarlo. Asumió que desde el momento en que se tuviera en cuenta el conocimiento del funcionamiento femenino, se eliminaría una ignorancia de siglos, que ha sido fuente de conflictos y frustraciones.

Por desgracia, no se dio así y más bien se ha impuesto la visión de demasiados hombres que están sexualizando la violencia de género, para experimentar el placer que les da, el abuso de poder.

Por eso es tan relevante recuperar los conceptos de la escritora:

“Actualizar las reglas ocultas que nos impone, “la buena manera de hacer el amor y obtener placer”, es el mejor medio de comprender la construcción de todo el sistema social. He ahí por qué el mismo hecho de comprender la ideología que se oculta detrás de la sexualidad ayudará mucho a los individuos y a la sociedad a llegar a ser más igualitarios, menos agresivos, más pacíficos. Una nueva sexualidad forma parte de una nueva política de salud planetaria, de una nueva política del medio ambiente, de las posturas de la globalización y la antiglobalización, y de la paz”.

“Lo que propongo es una revisión del sentido de la sexualidad, que se acompaña de un nuevo análisis de los derechos de las mujeres y de los hombres en este campo”.

Esto escribía Shere Hite en el año 2003, murió en septiembre del 2020, sin ver ningún avance en sus propuestas.

Por otra parte, les platico que en el pasado festival de cine de Sundance en Park City, Utah, se presentó el documental “La desaparición de Shere Hite”, que habla sobre el autoexilio forzado de la sexóloga en Europa, debido a la animadversión de medios de comunicación, investigadores y sexólogos norteamericanos, en torno a sus descubrimientos y teorías en torno a una nueva sexualidad.

Está dirigido por Nicole Newnham, producido por Dakota Johnson, quien además pone la voz a Shere Hite leyendo sus diarios. No creo que llegue a los circuitos comerciales de este país, pero ojalá alguna de las plataformas independientes de exhibición, nos den la oportunidad de verlo.

¡No cabe duda, qué para este mundo patriarcal no hay mujer que alcance!, aunque haya provocado una revolución en tantas mujeres, de hecho, ella fue mi primer referente para informarme sobre la sexualidad humana, sigue siendo mi pasión la difusión de este tema.

 

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