Por: Carlos R. Muñoz Moreno 

Era la primera quincena de abril de 1999, yo salía del Teatro Bartolomé de Medina, en la Plaza Juárez de Pachuca; acababa de cobrar mi último pago como profesor en la entonces Escuela de Artes, donde coordinaba los talleres de Poética, Economía de Lenguaje y Creación Literaria.

Terminaba el sexenio de Jesús Murillo Karam y comenzaba el de Manuel Ángel Núñez y, como en cada relevo sexenal, todo era cambios, relevos, fines de ciclos e inicios de otros nuevos, así que, entre tantos cambios, terminaba esa época donde primero fui alumno de maestros brillantes como Teresa Dey, Manuel Tovar o Tomás Pérez Turrent, entre otros, para luego tomar la batuta y guiar a jóvenes con ganas de aprender a escribir.

Reitero, al salir del Bartolomé de Medina me obsequiaron un ejemplar de un diario nuevo en la ciudad y en la entidad. SÍNTESIS, se llamaba, y para una ciudad donde todo se reducía al Sol de Hidalgo y su basto aviso oportuno, me detuve a hojearlo. A final de cuentas tenía tiempo y el último de los dos salarios que devengaba entonces. Ese y el de profesor en la Preparatoria Jorge Berganza. Hoy la Escuela de Artes, en el exconvento de

San Francisco ya no es tal, y la Jorge Berganza ya no tiene instalaciones en la bella airosa.
Para mi regocijo encontré un anuncio donde el periódico solicitaba un auxiliar de corrección de estilo para la redacción del mismo. Doblé el diario, lo puse bajo el brazo y caminé por la Avenida Juárez hasta la Plaza Diamante, donde, en el tercer piso si no mal recuerdo, estaba la redacción del Síntesis.

Dicen que la suerte ocurre cuando coinciden la oportunidad y la preparación. Yo daba clases en la prepa por las mañanas, y en la Escuela de Artes por las tardes, así que ahora tenía las tardes libres y el trabajo era vespertino, además de que mis credenciales, como filósofo, profesor, con talleres de creación literaria a cuestas me hacían más que calificado para el puesto.

Me entrevistó Alberto Méndez Aguilar, primer Director del Síntesis Hidalgo. Ahí, brevemente le conté de mi experiencia. Ni siquiera llevaba currículo o solicitud de empleo; Alberto me platicó sobre el periódico, de origen poblano, con casa también el Tlaxcala, y sobre las expectativas que tenían para la entonces nueva aventura en Hidalgo.

¿Tienes tiempo? Preguntó. Por supuesto que tenía tiempo, acababa de quedarme sin trabajo vespertino. Así que me pidió hacer la corrección de estilo a un reportaje que escribía Jorge Martínez.

Por supuesto que el lenguaje periodístico y los tiempos no eran lo mío, eran cosas que aprendería con el tiempo, así que con ese primer reportaje tarde muchísimo, y cuando concluí me pasó un par de notas policiacas, del buen Jaime Arenalde, y también las corregí. Alberto revisó mi trabajo y me dijo: mañana empiezas. Me dio una lista de la documentación requerida y así inicié, como auxiliar de corrección de estilo, mi camino en los medios.

Y ha sido una aventura que aún disfruto, y mucho. Inicié ganado menos, mucho menos que la señora de la limpieza, pero no importaba mucho en ese entonces, iniciaba, era joven, soltero y con ganas de desarrollarme en algo distinto a la enseñanza, aunque por muchos años seguí combinando ambas cosas. Poco a poco crecí profesionalmente hasta ser el corrector de estilo y el jefe de redacción después.

Y fue en Síntesis donde esta columneja nació, un par de semanas antes de la elección del año 2000 donde Vicente Fox lograría consolidar la primera alternancia política en México.

En verdad, mirando hacia ese entonces, fui una molestia para mi director Alberto Méndez, pues insistí hasta el cansancio para tener ese espacio.
Síntesis ha sido una luz de libertad de prensa en Hidalgo, trabajábamos con bríos, entusiasmo y libertad y fuimos bien recibidos por la sociedad. Teníamos grandes plumas como Alfredo Rivera, Luis Corrales, Román Hernández Genis, Tomás Ferrera, entre muchos otros que lamento no incluir aquí porque la lista sería interminable, así que me sentía honrado de iniciar mi camino como columnista con todos ellos.

Desde entonces este País de Revés ha corrido la milla. Dejé el periódico para emprender otros retos en el ámbito político, fui secretario general del partido México Posible –al que renuncié ante la corrupción que hallé— y también logré que naciera MAPAIH, la encuestadora que dirijo desde hace 20 años, pero siempre estuve publicando hasta que por diferencias con quienes relevaron a Alberto Méndez me fui. El País de Revés ha estado en el UNO MAS UNO, LA CRÓNICA, MILENIO HIDALGO y CRITERIO HIDALGO, periódico que también abandoné porque nunca he aceptado la censura, y empecé a publicar por mi cuenta, en Facebook, y a subir vídeos en YouTube, hasta que me invitaron a volver a la que fue la casa donde nació esta columneja. Un camino de 23 años.

Por eso me es muy grato, recordar, en este espacio, cómo inicié esta aventura que me ha llevado a otros medios, a la televisión también, y a haber sido, hasta hace unos meses, asesor y consejero, no de uno, ni de dos, sino de tres ex gobernadores y, si contamos el breve tiempo de la campaña política en que trabajé con el licenciado Murillo Karam, entonces asesoré a cuatro.

Síntesis me abrió los brazos de muchas maneras, y los caminos y las oportunidades. Por eso, con alegría y orgullo felicito a la redacción, a los reporteros, columnistas, editores, correctores de estilo y directivos de un Diario que ha sido parteaguas en la vida periodística, política y social de Hidalgo, y un faro de libertad de prensa y que ahora cumple, orgullosamente, 24 años de vida.

¡ENHORABUENA!

Y el consabido, fraterno y fuerte ABRAZO A LA CUATITUD.