Por Francely Hernández Moreno*

Cuando tengas ganas de llorar, hazlo.
Ser hombre no te lo impide

Hablemos de un tema que en la actualidad es de gran trascendencia, como lo es “La masculinidad”, la cual se define como el conjunto de atributos, valores, comportamientos y conductas que son característicos del hombre en una sociedad determinada.

La construcción social de los varones, al igual que la de las mujeres, está pautada por la cultura patriarcal: un sistema de organización social y dominio masculino, establecido a través de procesos socio-históricos. Es decir, la masculinidad no es biológica, no se nace así, la realidad es que hay muchas maneras de ser hombre. Las masculinidades están en constante evolución y no necesitan discriminar ni subordinar a las mujeres ni a otros grupos. Ahora bien, en México, vivimos en una sociedad marcada por desigualdades entre hombres y mujeres. Estas desigualdades no solo obstaculizan el crecimiento, desarrollo y el bienestar de mujeres, sino que interrumpen el desarrollo sostenible e igualitario de todas y de todos.

Al respecto, la masculinidad hegemónica; sus integrantes se caracterizan por ser personas independientes, autónomas, activas, productivas y a nivel familiar, proveedoras y con un amplio control sobre sus emociones y conlleva a una posición dominante de los hombres y la subordinación de las mujeres. Aunado a lo anterior es importante señalar que el concepto de masculinidad hegemónica se utiliza a partir de 1985, y surge cuando un modelo de comportamiento masculino logra imponerse, originando una situación de desigualdad, como el reproducir modelos de atractivo de hombres violentos.

Actualmente se cuestiona la presencia de un hombre universal, ya que actuar como hombre varía de acuerdo a los contextos históricos, sociales, y/o culturales, aunado a ello, es preciso señalar que los hombres también pueden llorar, ser amables, sensibles, cuidar de sus hijos e hijas, gustarles el arte, cocinar, bailar, usar el color rosa, tener miedo, así como expresar sus sentimientos. Así las cosas, una nueva mirada sobre la masculinidad se convierte en un DERECHO AL QUE LOS HOMBRES DEBEN ACCEDER PARA LA CONSTRUCCIÓN DE UNA SOCIEDAD MÁS EQUITATIVA.

*Titular de la Visitaduría Adjunta B en Tepeji del Río de Ocampo