Por: Carlos Muñoz Moreno

Comenzaron las giras de los militantes de MORENA y sus aliados para seleccionar a quien será su candidato o candidata a la Presidencia de la República, pero, para evitar la reglamentación del INE, sus giras son jornadas para difundir los valores de la llamada 4T, de modo que el placeo que tiene modo, aspecto, cara y todos los signos de campaña pueda parecer que no lo es. Que con su pan se lo coman, diría el dicho.

Por otro lado, en la acera del frente vemos a una oposición perdida que no sabe qué hacer para posicionar a un solo perfil con capacidad para pelear siquiera con dignidad ante lo que hoy parece una aplanadora morenista que se encamina a mantenerse un sexenio más frente al Poder Ejecutivo Federal, pues se ven más ocupados en renuncias, divisiones, repartición de culpas y guerra de ambiciones personales que en entender que dejaron ya el tiempo pasar y no tendrán un perfil competitivo para la elección del año próximo.

Lo dije en una columna anterior y lo habré de repetir. Pasan tres cosas: ya se dieron cuenta de la imposibilidad de competirle a MORENA, o están esperando cachar a un corcholata molesta cuando pierda una encuesta que podría tener ya un dedo elector detrás del resultado, o se han resignado a dividirse lo que quede de la oposición, curules, regidurías, algunos ayuntamientos y, con mucha suerte una gubernatura, dejando para dentro de seis años una posibilidad de articular una verdadera opción de la mano con la sociedad, con propuestas, perfiles e ideas frescas que modernicen a México. Hoy por hoy, todo eso parece estar muerto.

Y de las llamadas –qué horrible y despectivo término— corcholatas, puedo decir que la circunstancia nos indicaría un camino delineado y trazado perfectamente para hacer candidata a Claudia Sheinbaum, la cual tiene buen discurso, articulado, que profundiza y quizás optimice la ideología de la llamada 4T, modernizándola y sacudiéndole el tufo a priismo setentero, pero le falta ángel y carisma, no conecta con la gente en sus eventos –no es lo mismo un clip de segundos en internet que escuchar todo su discurso y ver a la gente distraerse o fastidiarse— y pareciera no importarle mucho.

Marcelo Ebrard, la esperanza de muchos en una 4T más moderada ya está sufriendo ataques de fuego amigo, y le irán sacando más trapitos al sol, así que hay que ver cuánto esperará para replicar, por medios alternos, a esos ataques lo que incendiaría la pradera del morenato. Él me parece buena opción, moderado, de una izquierda más moderna y que ha sabido entender el mundo actual, pero entre líneas de metro, chamuscados durante el gobierno de AMLO en el DF y otros datos en el costal, veo difícil que le alcance para ganar, sobre todo porque significaría un rompimiento con los más radicales de MORENA.

Adán Augusto navega entre corrientes, sabe que está lejos, pero sabe también que esa lejanía de los pleitos y las discordias lo puede poner en vía de acceso a la candidatura para suceder a su paisano, casi hermano, pues conoce los hilos del poder, tiene relaciones con gobernadores y cotos y si se da una escaramuza que deje a los dos punteros muy expuestos, lastimados o confrontados, el sería el ungido, por la encuesta, claro está.
Monreal no supo dar el salto a tiempo si era cierto su amague de irse a la oposición, o lo doblaron muy pronto, y ya no tiene peso, ni medios, ni forma de competir en esta carrera; el mismo escenario o algo peor ocurre con los otros dos comparsas de la danza de las corcholatas: nunca lo fueron, los dejaron jugar para simular pluralidad, y ni NoRoñas o Velasco tienen fuerza suficiente para pelar esa postulación.

Reitero, enfrente pocas figuras: un Creel muy fifí para robarle votos a MORENA, Lili Téllez con la mancha de llegar al Senado por el partido presidencial, y ahora se menciona a Xóchitl Gálvez quien está más enfocada en la Ciudad de México que en una aventura presidencia. Del mismo modo, Mauricio Vila es un buen perfil, pero nadie lo conoce y el tiempo se agota, y nada se ve de un verdadero candidato o candidata emergidos de la ciudadanía, no de los empresarios de siempre, no de los partidos de siempre, no de los nombres de siempre.

¿Alguien ha pensado en Pedro Kumamoto o en un perfil ciudadano similar? El problema es constreñirse a intereses partidistas que impondrían agendas, compromisos y quizás hasta proyecto y gabinete.

En fin, a lo dicho, parece que MORENA tendrá seis años más en la presidencia y la oposición apostará por un candidato o candidata que no los deje tan abajo, que les permita ganar o mantener espacios en el Congreso y empezar a recuperar un poco en municipios y estados, y esperar que en seis años alguien le encuentre la cuadratura al círculo o se encomienden a la falta de memoria histórica para volver al poder.
Un abrazo a la cuatitud.