Por: Martha Canseco González

Una estrategia del patriarcado para que no tomemos conciencia de la opresión y violencia que vivimos, es que nos enseña a mirar hacia otro lado. “Es que las musulmanas están peor”, “Es que vean la situación de las africanas, ustedes están mejor”, etcétera, etcétera.
La idea es que pensemos que hay otras mujeres en el planeta que están en peores condiciones que nosotras y qué en consecuencia, no tenemos de qué quejarnos y por supuesto aguantar la violencia y discriminación que padecemos.

Pero resulta que, en alguna parte del mundo esas mujeres, las más fregadas, las más sumisas, las más violentadas, nos dan ejemplo de valentía. Unas de ellas son las asiáticas. Occidente nos ha implantado la imagen de las chinas, japonesas, coreanas, tailandesas y otras, caminando detrás del marido, calladas, sumisas y abnegadas.

Pues bien, las mujeres de Corea del Sur nos están dando cátedra, están impulsando entre ellas la política de “los cuatro no”. No a las citas, no al sexo, no al matrimonio, no a la crianza hasta que, aseguran, nuestra cultura patriarcal desparezca para dar paso a relaciones más equitativas, más sanas y más igualitarias entre hombres y mujeres.

Tanto éxito están teniendo las coreanas que, en este momento, Corea del Sur tiene la tasa de fertilidad más baja del planeta, situación que se ha presentado durante tres años seguidos. En el 2020 fueron testigos de un fenómeno al que llamaron “Cruce de la muerte”, esto quiere decir que en ese año la cantidad de muertes superaron a los nacimientos.

La periodista Hawon Jung en un artículo para The New York Times, señala que, como una especie de venganza, las mujeres están en “huelga matrimonial” y “huelga de la natalidad”.
Hawon señala que las coreanas tienen muchas razones, muy bien analizadas para negarse a formar una familia, lo que agrava la situación demográfica nacional. Mientras ellas dedican hasta 7 horas al cuidado de infantes y aseo de la casa, ellos apenas 2. “Es simplemente una carga imposible de llevar” dijo una de las entrevistadas, tenemos hasta tres jornadas de trabajo distintas al día.

La ex ministra de igualdad de género Chung Hyun-back quién en un tiempo tuvo como encargo especial aumentar las tasas de natalidad, reconoció que es imposible hacerlo: “Los abrumadores costos de tener hijos, los precios prohibitivos de la vivienda, las pésimas perspectivas laborales y unos horarios de trabajo extenuantes, un sexismo generalizado y una cultura de chovinismo violento” hacen imposible lograrlo.

Además de lo que señala la exministra, el presidente Yoon Suk Yeol, un ultraconservador de derecha no ayuda mucho, de hecho, las acciones que ha promovido para enfrentar el problema, parecen tomaduras de pelo.

Lo que parece ser un ataque más contra las mujeres, Suk Yeol propuso aumentar la semana laboral a 96 horas, cuando la tendencia mundial es acortar. Como explica la periodista Mariangela Velázquez, especialista en finanzas: “El objetivo era permitir que las trabajadoras acumularan una mayor cantidad de horas extras a cambio de tiempo libre en un futuro, cuando podrían solicitar descansos prolongados para tener hijos y cuidar de su familia”, es decir, explotarlas aún más.

Las agrupaciones de mujeres rechazaron tajantemente la medida porque, enfatizaron, la medida es letra muerta y que sin un cambio social que termine con el machismo, la propuesta perjudicaría injustamente a las madres trabajadoras y sería el pretexto perfecto para que los hombres “trabajen más” y justifiquen su renuencia a cooperar en el cuidado de niñas y niños.

Lo resumen así: “Ve a trabajar 69 horas a la semana, también ten un hijo, pero sin licencia parental”.

En suma, dice Velázquez, Corea del Sur es líder en la desigualdad de género.
Por lo pronto el presidente Yoon Suk, se vio obligado a pedirle a sus ministros “comunicarse mejor con el público, especialmente con la Generación Z y los Millennials”
Yo entiendo que el problema no es de comunicación, las coreanas entendieron perfectamente la mala intención de la sugerencia gubernamental, por supuesto era una trampa más para ellas.

Hay que aprenderles a estas mujeres con sus huelgas de maternidad, de sexo y de horas extras en el trabajo, tienen a su país en jaque y al machismo también.
¡Bien por ellas!

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