Por: Lesliey Francine Sánchez García y Dra. J. Patricia Muñoz Chávez
La participación de las mujeres en el ámbito laboral es crucial para el desarrollo económico de las naciones. Sin embargo, en muchos casos, su trabajo no es adecuadamente remunerado, lo que afecta negativamente el ingreso per cápita y el PIB. De acuerdo con el Banco Mundial, en México en el 2019, la participación laboral de las mujeres representaba solo el 45%, en comparación con el 77% de los hombres, lo que suponía una diferencia del 32%. Estos porcentajes reflejan los diversos desafíos que obstaculizan el éxito empresarial de las mujeres dentro de las organizaciones, principalmente debido a la desigualdad de género.
En muchas organizaciones, a las mujeres se les impide o se les dificulta acceder a puestos de alto nivel, mientras que se favorece a los hombres, lo que resalta los estereotipos y roles de género, limitando así su pleno desarrollo. El estereotipo de que las jerarquías están dominadas por hombres es uno de los desafíos más importantes, generando conflictos tanto internos como externos para las mujeres, entre ellos, inseguridad, baja autoestima, sentimientos de culpa, la búsqueda constante de la perfección, entre otros.
Además, las organizaciones suelen mostrar poca flexibilidad y brindar pocas oportunidades a las mujeres, lo que repercute negativamente en su competitividad y productividad. Es necesario que la parte superior de la organización adopte medidas para eliminar estas barreras y fomentar un entorno laboral inclusivo, donde las mujeres puedan desarrollar todo su potencial. Esto implica promover políticas de igualdad de género, ofrecer oportunidades de crecimiento y desarrollo profesional, y asegurar una remuneración justa por su trabajo.
Por otra parte, existen obstáculos y limitaciones que relegan a ciertas mujeres a posiciones inferiores en la jerarquía laboral. Estas circunstancias suelen estar relacionadas con situaciones personales, como responsabilidades familiares y el cuidado de hijos, lo que a menudo se traduce en trabajos poco o nada remunerados, como el rol de ama de casa. Estos factores dificultan el desarrollo pleno de una carrera profesional, ya que requieren una gran cantidad de tiempo y esfuerzo.
Algunas mujeres encuentran soluciones a estas dificultades a través del emprendimiento y la creación de su propio negocio, lo que les brinda la posibilidad de tener horarios y flexibilidad adaptados a sus necesidades. Sin embargo, esta opción no siempre ofrece todas las prestaciones y beneficios que una empresa puede proporcionar. Además, en este camino surgen diversos desafíos, entre ellos la obtención de financiamiento, lo cual a menudo resulta complicado. En muchas ocasiones, se enfrenta la dificultad de conseguir los recursos necesarios para hacer realidad estos proyectos. Además, las mismas responsabilidades y circunstancias personales que anteriormente limitaban las oportunidades laborales pueden volver a surgir, obstaculizando el progreso. Asimismo, la falta de conocimientos y redes de apoyo que impulsen el crecimiento también representa un desafío significativo.
Es necesario reconocer y abordar estos obstáculos para promover la igualdad de oportunidades en el ámbito laboral. Esto implica establecer políticas y programas que faciliten el equilibrio entre la vida personal y profesional, brindar apoyo financiero a emprendedoras, así como fomentar la educación y el desarrollo de habilidades para impulsar el crecimiento y la inserción laboral de las mujeres. Además, es importante generar conciencia y cambiar los estereotipos de género arraigados en la sociedad, para que las mujeres puedan desarrollar todo su potencial y contribuir plenamente al desarrollo económico y social.
De esta manera, es fundamental reconocer la importancia de la participación de las mujeres en el ámbito laboral y abordar los desafíos que enfrentan. Solo a través de la eliminación de la desigualdad de género y la creación de oportunidades equitativas, podremos lograr un desarrollo económico sostenible y justo para todos.
*Lesliey Francine Sánchez García, estudiante de Desarrollo de Negocios
*Dra. J. Patricia Muñoz Chávez. Investigadora