Mtra. Ofelia Bonilla Gamboa

El embarazo en adolescentes es un problema de salud pública que se encuentra presente en todo el mundo. Se define como la gestación que ocurre en mujeres de 10 a 19 años de edad. Según datos de la Organización Mundial de la Salud, se estima en 2022 que 16 millones de niñas menores de 18 años dieron a luz en todo el mundo, y que 2,5 millones de ellas tenían menos de 15 años.

El embarazo adolescente o precoz, tiene una serie de implicaciones negativas para la salud y el bienestar de las madres y sus hijos/as. Las madres adolescentes tienen un mayor riesgo de complicaciones durante el embarazo, el parto y el puerperio. También tienen un mayor riesgo de mortalidad materna y perinatal. Los nacimientos de madres adolescentes también tienen un mayor riesgo de problemas de salud, como bajo peso al nacer, retraso en el crecimiento y desarrollo, y muerte prematura, por lo que se considera un problema de salud pública.

Además de las implicaciones sanitarias, el embarazo en adolescentes también tiene consecuencias sociales y económicas. Cuando una adolescente queda embarazada o da a luz, su salud, educación, su potencial de obtener ingresos y todo su futuro puede estar en peligro, y puede quedar atrapada en una vida sumida en la pobreza, discriminación, violencia y la exclusión.

Problemáticas del embarazo en adolescentes en México

En México, el embarazo en adolescentes es un problema importante. Según datos de INEGI, en 2022 la tasa de fecundidad adolescente fue de 78 nacimientos por cada 1,000 mujeres de 15 a 19 años. Esta tasa es más alta que la de la mayoría de los países de América Latina y el Caribe.

Las principales causas del embarazo en adolescentes en México son la falta de acceso a información y educación sexual, violencia sexual y de género, pobreza y exclusión social; en muchos lugares, los adolescentes no tienen fácil acceso a métodos anticonceptivos; incluso, cuando pueden obtenerlos, carecen de los medios o los recursos para pagarlos, así como el conocimiento sobre dónde obtenerlos y cómo usarlos correctamente. Cuando intentan acceder a los anticonceptivos, en algunos contextos son estigmatizados, además, a menudo corren un mayor riesgo de suspender su uso debido a los efectos secundarios y la presión por parte de la pareja; las leyes y políticas restrictivas relativas al suministro de anticonceptivos basadas en la edad o el estado civil constituyen un obstáculo importante para el suministro y la aceptación de los anticonceptivos entre los adolescentes. A menudo, esto se combina con los prejuicios o la falta de voluntad del personal de salud, y la propia población, para reconocer las necesidades de salud sexual de los adolescentes.

Ante esta problemática, en México, se han implementado una serie de estrategias para disminuir el embarazo en adolescentes. Entre ellas se encuentran:

• El Programa Nacional de Prevención de Embarazos en Adolescentes (PNPEA), que tiene como objetivo reducir la tasa de fecundidad adolescente en un 50% y erradicar el embarazo en niñas menores de 14 años para 2030
• La Estrategia Nacional para la Prevención del Embarazo en Adolescentes (ENAPEA), que tiene como objetivo mejorar la calidad de vida de las adolescentes y sus familias, y prevenir el embarazo no planificado.
• El Programa de Educación Sexual Integral (ESI), que tiene como objetivo brindar a los jóvenes información y educación sexual integral.

Estas estrategias han tenido un impacto positivo en la disminución del embarazo en adolescentes en México. En 2022, la tasa de fecundidad adolescente fue de 78 nacimientos por cada 1,000 mujeres de 15 a 19 años, lo que representa una disminución del 20% desde 2012.

Sin embargo, aún queda mucho trabajo por hacer. Es necesario continuar implementando estrategias integrales para abordar las causas subyacentes del embarazo en adolescentes y garantizar que todas las adolescentes tengan acceso a la información, la educación y los servicios necesarios para tomar decisiones informadas sobre su sexualidad y su salud reproductiva, que conozcan sus derechos. También es necesario que las estrategias y acciones se adecuen a las necesidades de cada lugar, de acuerdo a los contextos particulares de cada región y adaptarlas a las necesidades y prioridades locales, pero sobre todo la participación de toda la sociedad es sumamente importante para lograr cualquier cambio.

*Mtra. Ofelia Bonilla Gamboa
Jefa de Depto. de Biblioteca*
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