Por: Lorena Patchen
A veces, la vida, las circunstancias, las propias emociones nos invitan o incluso, nos obligan a hacer o pedir “tiempo fuera”, que más bien sería “tiempo adentro”, porque es una etapa de introspección, de mirar qué pasa dentro de ti, escucharte sin miedo, sin distracciones, sin evadir lo que has venido postergando, negando, disfrazando.
¿En cuántas ocasiones hemos escuchado que el tiempo lo cura todo? En parte, es cierto, el tiempo ayuda a reordenar las prioridades, a solucionar el caos, sanar las heridas, cerrar ciclos… siempre y cuando tus acciones ayuden al tiempo para que dé lugar a tu mayor bienestar.
El equilibrio consistiría en encontrar o generar tiempo y espacio para el tiempo fuera, en esta premura del día a día, con las exigencias, deberes y pendientes que nos ocupan y porque no en todos los casos es sencillo reconocer que necesitas tomar distancia o debido a que las condiciones, los horarios o porque la situación en sí no lo permite, puede resultar demasiado complejo tomar distancia, sin embargo, a pesar de todo habría que considerar que tu estabilidad emocional y tu salud mental (y también física) son prioridad y hay que darse el tiempo para preservarlas.
El cuerpo siempre habla, termina actuando aquello que no se atiende oportunamente, por supuesto que ojalá que antes de que el cuerpo se manifieste en contra te des la oportunidad de cuidarte, en ocasiones las pausas se toman cuando te parece que todo está en tu contra porque cuando se terminan los personajes a quien señalar como responsables de tu malestar lo recomendable es atreverte a analizar qué está ocurriendo en ti.
Recuerda qué tal cuál como llevamos el automóvil al servicio, así como cada ciertos meses o años se requiere darle mantenimiento a la casa, cambiar el celular… igualmente tú y yo, y todos necesitamos cuidar nuestra mente, nuestras emociones, madurar ciertas actitudes, ser flexibles con algunas creencias que hoy ya no son funcionales, aceptar nuestros sentimientos y cuánto ha ido quedando pendiente.
¿Qué hacer en ese tiempo fuera? Lo que sea sano para ti: descansar, escuchar música, relajarte, hablar con alguien en quien puedas confiar, no hablar con nadie y escucharte, escribir, llorar, hacer ejercicio, enfrentarte a los recuerdos, sacar lo que ya no utilizas y no te permite hacer espacio para lo nuevo. Empezar terapia, aprender algo nuevo, asistir al médico, supervisar tu salud, apegarte a un tratamiento si lo requieres, bailar, ir de paseo sola o acompañado, en resumen: hacer lo que te hace bien.
¿Cuánto tiempo es conveniente? El que necesites, sobre todo, el que puedas, así sea solo un fin de semana, unas horas o unos minutos al día.
Un viaje puede ayudar, cambiar de trabajo o de casa, todo ayuda, pero igual que con el tiempo, si solo se hace una fuga geográfica sin admitir y resolver el tema pendiente a donde vayas, hagas lo que hagas no va a bastar, o parecerá que funcionó, pero será temporal, porque lo que es de fondo hay que solucionarlo si no permanentemente, si profundamente.
En la medida de las posibilidades y de acuerdo a las elecciones de cada quien lo sano es reconocer cómo te sientes y qué es lo que necesitas.
Un tiempo fuera oportuno y bien realizado va a aportar bastantes beneficios para tu salud, tus relaciones y por supuesto, para ti, si eliges cuidarte es porque has decidido o logrado construir una relación de amor propio, y gracias a esto detectar cuándo y cómo requieres estar contigo, sanar, elaborar, aprender, modificar.
Confrontar lo que duele o molesta, más aún cuando el dolor o el enojo es hacia ti, no es sencillo, puede asustarte o doler un poco más, sin embargo, este dolor es un dolor que sana, después de aceptar y elaborar, lo que se espera experimentar es un crecimiento personal, redescubrir o crear tus herramientas para aquello que te venía abrumando.
Lo deseable es que ese descanso o retiro te permita recargar tu energía y volver a lo cotidiano con una visión distinta o fortalecida de ti, del problema y de las posibles soluciones.
Es probable que el tiempo fuera no cambie la situación (a veces si, lo que aprendes en ese tiempo te lleva a actuar distinto y entonces la situación se modifica), y si en caso extremo no ocurre un cambio externo, estar fortalecido y en tu centro para no verte afectado o afectada continuamente.
Para despedirme, por ahora, quiero compartirte una frase de Viktor Frank que podemos tener presente cuando el exterior no cambia a pesar de nuestro cambio: “La última de las libertades humanas es elegir nuestra actitud ante cualquier circunstancia”.
Volver a tu esencia es blindarte o redecidir, hacia donde, con quien, en qué inviertes tu valiosa energía, y propiciar el cambio que tu vida amerita.
En la vida hay eventos, encuentros, conversaciones que pueden esperar, tu estabilidad emocional, tu paz mental y tu salud no.
Establece tiempo fuera cuando lo requieras, es mejor detenerse cuando es por elección propia que tener que verse obligado a hacerlo porque tu salud está comprometida o cuando ya es muy tarde para protegerte y preservar tu salud física y mental, tus relaciones y la calidad de tu vida.
¡Un abrazo enorme!
@Lorenapatchen_
Psicoterapia presencial y en línea.

















