Por: Lorena Patchen
Al terminar una relación de pareja, sería ideal hacer una pausa antes de iniciar otra relación, no solo para cerrar el ciclo sino también para elaborar la experiencia de la relación.
Dar tiempo a solas entre una relación y otra permite sanar las heridas, resignificar y observarse para comprender, además de la dinámica que se estableció cómo se está actuando en el rol de pareja, con el objetivo de crecer personalmente y ser mejor pareja con la experiencia vivida.
Aunque no siempre pasa así, la idea exacerbada de que tener pareja es la condición para ser más aceptado socialmente, la creencia de que la soledad es triste y de que las personas solas lo están porque “nadie las quiere”, el narcisismo que no soporta no tener a quien le rinda pleitesía  porque requiere varios suministros al mismo tiempo, o bien la falta de autonomía, tener un autoconcepto frágil que necesita de otro (sobre todo en pareja) para sentirse validado y evaluarse mejor si se piensa que se es atractivo continuamente.Todo lo anterior y más influye para que se pase de una relación a otra inmediatamente o se tenga ya otra relación antes de terminar la que se tenía primero.
Quiero mencionar que desde mi rol de psicóloga no emito juicios, defiendo que las personas tienen derecho a emplear su libre albedrío como mejor les resulte, aunque, por supuesto, igualmente se sabe que la empatía y la responsabilidad afectiva favorecen por mucho la calidad de las relaciones que se establecen, así como la forma en la que se disuelve y se finaliza una relación.
En el mundo de los sentimientos debe existir la libertad, pero también el respeto hacia las personas con las que nos relacionamos.
Y bien, suponiendo que se terminó la relación sin que hubiera ya otra relación, es recomendable pasar tiempo fuera de las relaciones por un tiempo, claro que no hay un plazo determinado, pero se entiende que sea el necesario para elaborar el duelo por la relación fallida, fortalecerse, pasar un tiempo consigo mismo y crecer o mejorar en lo que sea necesario.
Quizá fuiste demasiado inseguro, o te falto dedicar la energía suficiente que te correspondía en la relación, te condujiste de manera posesiva o tuviste una pareja infiel que te lastimó una y otra vez con sus triangulaciones, puede ser que no te sentías importante para tu expareja, y tantas y tantas razones más por las que una relación finaliza, concluir una relación, sobre todo significativa, es doloroso, en ocasiones, tremendamente, y es ante este dolor que entre las opciones está el transitar por un periodo de duelo, elaborarlo y volver a estar en condiciones de relacionarse en pareja sin los fantasmas de la relación anterior, o elegir no vivir todo el proceso anterior y empezar una nueva relación de pareja lo más pronto posible, aún si esto implica llevar a la nueva relación lo no resuelto en la anterior.
Los riesgos de hacerlo son:
Entrar a una “relación de rebote”, en la que se viven experiencias casi idénticas a las que te llevaron a terminar la relación anterior, lo que puede llevarte a confirmar que “todas las parejas son iguales” o “que el amor no es para ti”.
Añorar permanentemente a la persona que fue tu pareja porque no le has dejado de amar, lo que va a lastimar emocionalmente a la persona que hoy está contigo y si hubieran podido establecer una buena amistad esta ausencia de honestidad cierra casi por completo esa posibilidad.
Si lo haces para demostrarle a tu expareja que ya no te importa es porque todavía te importa y quien ahora es tu pareja no tiene la culpa de que no hayas resuelto lo que sientes antes de ilusionarle.
Someter tu relación actual a comparaciones, aún si lo haces en silencio, peor aún si te la pasas hablando de tu ex, tanto si lo haces para ensalzarlo como si es para quejarte de esa persona y de lo mucho que sufriste en la relación.
Tal vez ya no amas a tu pareja anterior, pero el miedo de que tu pareja de ahora se comporte igual: te engañe, no te preste atención o lo que sea que te haya lastimado antes te hará estar hipervigilante ante la conducta de tu pareja para asegurarte de que no cometa los mismos “errores”, lo que puede terminar por agobiar y fastidiar a la persona con la que iniciaste la relación al grado de alejarse o de algún modo llevarle a actuar de forma similar con lo cual ratificarás tu profecía.
O puedes desaprovechar la oportunidad de tener una relación distinta con alguien que también es distinto y que tenía toda la intención de estar bien contigo.
Además, pasar de una relación a otra no te permite dar tiempo para mirar tu comportamiento en pareja y aprender de la experiencia anterior, saber que puedes estar bien contigo y elegir iniciar una relación por las razones adecuadas y no por evitar la soledad.
El fantasma de tu ex
Igual y lo que más querías era alejarte de la persona que fue tu pareja, pero si no elaboraste lo que viviste antes, solo vas a dejar de convivir con la persona, pero no con su recuerdo permanente, ya sea porque lo odias o porque todavía lo quieres.
Y bueno, puede pasar que ya no tienes sentimientos respecto a tu ex pero aún no has superado lo que viviste en la relación, por lo que lo llevas cargando emocional y cognitivamente.
Si así se convino, no es conveniente que en una relación de dos haya tres (aun si el tercero es un fantasma), por empatía con tu nueva pareja y por salud mental, cierra bien un ciclo amoroso antes de iniciar otro.
No te vas a olvidar de la otra persona, a menos que sufras amnesia, el recuerdo va a existir, pero si ya lo superaste lo recordarás alguna vez por cierto motivo específico sin atorarte en el recuerdo, desearás que le vaya muy bien, sin distraerte de lo que vives hoy con tu pareja y sobre todo, sin hacerte dudar de lo que sientes por él o ella.
Si lo que ocurrió en tu relación anterior te lastimó, y lo sanas correctamente (ayudando al tiempo, redirigiéndo  tú atención hacia ti y hacia tu vida, empezando terapia o abordándolo en la que ya llevabas si así era, elaborando el duelo, etc), sabrás o aprenderás qué somos seres en relación y que nos podemos relacionar de distinta manera con personas y en circunstancias diferentes, de hecho, la dinámica de una relación se construye por medio de las características de quienes la integran y sobre las intenciones y determinaciones de quienes las integran.
Si antes te decepcionaste porque tu expareja fue infiel no significa que tu nueva pareja vaya a engañarte.
En las relaciones de pareja no hay certezas, aún en el matrimonio, una relación funciona porque sus integrantes trabajan en equipo para lograrlo, y para ello la reciprocidad es indispensable.
Terminar una relación implica una resolución de lo que fue y dejar el pasado atrás, ojalá sea con respeto, amorosamente por lo que se compartió y lo que significo, colocar punto final y liberarse de todo tipo de dolor y resentimiento.
El éxito de tu vida amorosa depende también de tu crecimiento personal, de saber que eres digna de amor, que mereces ser amado, y claro, de estar en condiciones de recibir y brindar un buen amor, sin acumular dolores del pasado ni perder la capacidad de confiar y construir de nuevo si así se requiere, abrazar la experiencia, emplear lo aprendido, todo sin dar acceso al fantasma de tu ex en tu presente amoroso.
Un abrazo
Lorena Patchen.
Psicoterapia presencial y en línea.