Por: Alfonso Padilla Vivanco

Es muy raro que un grupo de científicos puedan afirmar, de manera creíble, que ayudaron a salvar el mundo. Sin embargo, los químicos Paul Jozef Crutzen, Mario Molina y Sherwood Rowland, con sus investigaciones en química atmosférica, reunieron las pruebas de una amenaza provocada por el hombre, al suministro de aire de nuestro planeta. Estos científicos realmente ayudaron a resolver este problema. Si no hubiera sido por sus investigaciones, demostrando que la actividad humana tiene un impacto en la atmósfera, bien los seres humanos podríamos haber destruido inadvertidamente la capa de ozono. Los doctores Crutzen, Molina y Rowland demostraron que los clorofluorocarbonos (CFC) estaban agotando la capa de ozono y se unieron a los que advertían que se produciría una catástrofe si no se dejaban de utilizar productos que contenían este tipo de químicos. En el año 1987, naciones del mundo se reunieron para firmar el Protocolo de Montreal, que prohibió el uso de los CFC, evitando con ello una catástrofe. Crutzen, Molina y Rowland compartieron el Premio Nobel de Química del año 1995 por sus trabajos de investigación.

Particularmente, Crutzen contribuyó decisivamente a la creciente comprensión científica del cambio climático, incluso argumentó que tal vez tengamos que considerar la geoingeniería del planeta en un último esfuerzo para prevenir un desastre. Sostuvo que la actividad humana ha alterado tanto el planeta y que hemos entrado en una nueva época geológica, que el mismo acuñó: Antropoceno. Este término se creó para designar las repercusiones que tienen en el clima y en la biodiversidad de nuestro planeta, tanto la rápida acumulación de gases de efecto de invernadero; cómo los daños irreversibles ocasionados por el consumo excesivo de recursos naturales. Si seguimos el consejo de Crutzen y reducimos drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero, tal vez podamos salvar nuestro mundo, una vez más. No se debe olvidar que el ozono cumple un papel fundamental en la absorción de la mayor parte de la radiación ultravioleta-B (UV-B) impidiendo que llegue a la superficie del planeta. Este tipo de radiación es peligrosa para la vida de los seres vivos.

En general todos tenemos idea de los beneficios del elemento químico oxígeno. El cual se encuentra típicamente en la naturaleza, en la forma de una molécula que contiene dos átomos, O_2, llamado técnicamente dioxígeno, oxígeno diatómico u oxígeno gaseoso. Sin embargo, el ozono es una molécula que contiene tres átomos, O_3. Existen diferencias muy importantes entre estas dos moléculas, mientras el oxígeno es necesario para la vida, el ozono en la biosfera (zona de la atmosfera habitada por seres vivos), es un veneno. Por ejemplo los animales no pueden respirar este gas, excepto cuando se forma la niebla de ozono a nivel del suelo por la acción del Sol sobre contaminantes atmosféricos. Se ha calculado y se tiene conocimiento que la capa atmosférica natural de ozono, la cual es un escudo para proteger la vida en la Tierra, está comprendida entre los 19 y 32 kilómetros por encima de la superficie terrestre. La capa de ozono se encuentra ubicada en la estratosfera terrestre. Por cierto que, esta última capa tiene un espesor aproximado de 36 Kilómetros y va de los 12 a los 48 kilómetros sobre la superficie de nuestro planeta.

La mayor parte de la radiación visible que nos llega por parte de nuestro Sol, tiene una longitud de onda entre los 400 y los 750 nanómetros. Sin embargo, el Sol emite radiación con longitudes de onda demasiado cortas (ultravioleta) o demasiado largas (infrarrojo u ondas de radio) para que el sistema visual humano pueda detectarlas. Realmente, las ondas que se vuelven peligrosas para la vida en la Tierra, es la radiación ultravioleta de longitudes de onda muy cortas, esto se debe a que son altamente energéticas. Existe una clasificación de los distintos intervalos de esta radiación. Por ejemplo, la que va de los 315 a los 400 nanómetros, se conoce como banda UV-A. La banda que va de los 280 a los 315 nanómetros recibe el nombre de banda UV-B. Este intervalo de radiaciones ultravioletas, es altamente peligrosa para la vida en nuestro planeta, produciendo potencialmente, cáncer de piel y otras enfermedades. La banda UV-C, con longitudes de onda entre 200 y 280 nanómetros, produciría la muerte instantánea si lograsen atravesar la capa de ozono.

Es paradójico que la capa de ozono sea producida por la misma radiación ultravioleta. Este fenómeno se llama fotodisociación, y sucede cuando la luz ultravioleta incide sobre moléculas de oxigeno, que originalmente flotan en la estratosfera. Debido a la radiación UV, la molécula de oxigeno se divide en sus dos átomos componentes, entonces estos átomos de oxigeno libres, encuentran otra molécula de oxigeno y se pegan a ella, para formar moléculas de ozono, o tres átomos de oxigeno ligados. La capa de ozono formada por la fotodisociación, absorbe la peligrosa radiación UV-B, protegiendo la vida en nuestro planeta.

Los clorofluorocarbonos son químicos usados en algunas aplicaciones tecnológicas y de la vida cotidiana como: refrigerantes, aerosoles, etc., los cuales no se destruyen en la atmósfera baja. Así que estos químicos logran subir hasta la estratósfera donde se acumulan y destruyen la capa de ozono de la Tierra. Se ha demostrado que son responsables de un gran agujero en la capa de ozono que hay sobre el hemisferio norte y también en el sur, en la Antártida. Lo cual tiene como consecuencia el paso libre de la radiación UV y por tanto las afectaciones para la vida de todos los seres vivos. Las afectaciones que las actividades del ser humano provoca, en la naturaleza, han sido demostradas de diferentes formas. Te invito a ver este impresionante video: Cómo los lobos cambiaron el curso de los ríos.

Universidad Politécnica de Tulancingo. alfonso.padilla@upt.edu.mx