Por Eduardo Issai Temoltzi C./Joana Lizeth Reyneros B.*

*Estudiantes de la carrera de Desarrollo de Negocios Área Mercadotecnia de la UTVAM

En las últimas décadas, la desigualdad de género continúa siendo una preocupación sobre todo en el ámbito organizacional, pues a a pesar de los avances significativos en la búsqueda por la equidad de género persisten desigualdades que limitan las oportunidades y el desarrollo profesional de las mujeres en las empresas.

La desigualdad de género en el ámbito laboral no solo constituye una cuestión de justicia social, sino también una barrera significativa para el crecimiento económico sostenible y el desarrollo inclusivo. Ejemplos como la brecha salarial entre hombres y mujeres no solo impactan directamente en la compensación económica, sino que también afectan la mentalidad y percepción de las mujeres, generando sentimientos de injusticia y obstáculos que impactan sus posibilidades y oportunidades profesionales.

La privación de oportunidades laborales equitativas para las mujeres representa una restricción al pleno aprovechamiento del capital humano disponible. Al promover un entorno laboral inclusivo que valore y nutra las habilidades de todas las personas, independientemente de su género, se fomenta la diversidad de perspectivas, impulsando así la innovación y la competitividad empresarial. Este enfoque integral no solo beneficia a las mujeres individualmente, sino que también contribuye al fortalecimiento y al dinamismo general de las organizaciones y la economía en su conjunto.

A pesar de estos desafíos, muchas mujeres en el ámbito laboral demuestran una gran capacidad de resiliencia. Ésta representa la capacidad de adaptarse y superar situaciones difíciles o adversas. En el contexto laboral, la resiliencia de las mujeres se manifiesta en su capacidad para superar obstáculos, desarrollar estrategias de afrontamiento y seguir avanzando a pesar de las dificultades.

Las organizaciones pueden fomentar la resiliencia de sus empleadas a través de diversas medidas. En primer lugar, es fundamental promover una cultura organizacional que valore la diversidad, la inclusión y la igualdad de género. Esto implica implementar políticas y prácticas que promuevan la igualdad de oportunidades para mujeres y hombres, así como combatir cualquier forma de discriminación y violencia de género en el lugar de trabajo.
Además, las organizaciones pueden ofrecer programas de desarrollo profesional, mentoría y redes de apoyo para mujeres, que les brinden las herramientas y el apoyo necesario para desarrollar sus habilidades y avanzar en sus carreras. Asimismo, es importante fomentar la participación equitativa de mujeres en la toma de decisiones y en puestos de liderazgo, para garantizar una representación igualitaria en todos los niveles de la organización.

La resiliencia de las mujeres en el entorno laboral es un factor clave para superar la desigualdad de género y construir organizaciones más justas y equitativas. Al promover la resiliencia y la igualdad de género, las organizaciones no solo empoderan a sus empleadas, sino que también mejoran su desempeño y su capacidad para innovar y adaptarse a un entorno laboral en constante cambio. Es responsabilidad de todas las organizaciones trabajar en pro de la igualdad de género y crear entornos laborales justos y equitativos para todos sus miembros. Esto implica no solo un compromiso individual, sino también una responsabilidad colectiva que recae en los líderes y en todos los niveles de la organización.

En conclusión, debe existir el compromiso y debe traducirse en acciones tangibles, como la implementación de programas de mentoría, la revisión constante de las políticas de igualdad salarial y la promoción activa de un ambiente inclusivo que celebre la diversidad de talentos y perspectivas. Por tanto, se hace imperativo seguir abogando por iniciativas y políticas que aborden de manera integral estos problemas persistentes, promoviendo un cambio cultural que fomente un ambiente laboral inclusivo e igualitario. La construcción de entornos laborales que valoren y nutran el potencial de todos sus integrantes, independientemente del género, no solo beneficia a las mujeres, sino que enriquece y fortalece a toda la organización.

*Estudiantes de la carrera de Desarrollo de Negocios Área Mercadotecnia de la UTVAM