Por: José Cortés Skewes
¿Qué pasó con la educación en México durante el periodo 2022-2023? ¿Se cumplieron con los objetivos establecidos? ¿Se logró recuperar algún punto porcentual afectado por la pandemia? ¿Se disminuyó la deserción escolar?
En su artículo la investigadora de Educación con Rumbo, Patricia Ganem, se destaca que la pandemia ha provocado un rezago significativo en el aprendizaje de los estudiantes, y las medidas implementadas por el Gobierno Federal no han sido suficientes para revertir esta situación y recuperar el nivel educativo. En forma alarmantemente, más de un millón de estudiantes no regresaron a la escuela durante el ciclo escolar 2022-2023.
Sin duda ésta tiene que ser una de las prioridades para todos si queremos mejorar en todos los rubros de la educación; desglosemos algunos de estos puntos: la “curricular escolar”, si bien es cierto que su nueva implementación no fue en los tiempos correctos, si tendríamos que buscar de forma consensuada la aceptación por todo el sector educativo, hacer partícipes a los docentes así como buscar que su actualización y capacitación sé de en todos los rincones de nuestro país, para así lograr disminuir la brecha del aprovechamiento y aprendizaje del estudiantado.
La falta de continuidad en los proyectos educativos, con los cambios que se han generado en la Secretaria de Educación Publica Federal, donde cada secretario trae consigo diferentes formas, estilos, costumbres, etcétera, que en algún caso pudiera servir para una mejora continua, la realidad es que se pierde la continuidad que se establece a un principio de cada sexenio como política publica educativa, y que se va transformando en ocasiones en nuevas políticas educativas que, derivadas del tiempo y su profundidad, muchas veces se quedan inconclusas.
Aunque los cambios siempre son buenos, pensando en positivo, estos tendrían que ser dando continuidad a la política inicial educativa y agregando vertientes de mejora con una planeación firme y consensuada con el sector educativo para lograr sus indicadores.
La deserción escolar, factor de los más importantes en el sector educativo y que se vio incrementado, lamentablemente, durante y después de la pandemia, hoy toma más relevancia y se presenta como un gran desafío para el gobierno. En alguna ocasión que me entrevistaron y me preguntaron ¿cuáles fueron las causas del incremento en la deserción en la pandemia?, recuerdo que comente de varios factores, pero que desde mi punto de vista considero, como los más sobresalientes: La economía de las familias, donde los padres se vieron afectados por la pérdida de trabajo, ya que, en algunos casos, les fue imposible pagar las colegiaturas, al igual que los servicios de internet en el hogar, recordemos que la educación tuvo que emigrar a lo virtual, donde se marcó más la brecha educativa, derivado de que, no en todas las familias se contaban con equipos de cómputo y servicios para todos sus hijos, lo común fue si acaso, contar con un solo equipo, y dicho sea de paso de no muy buenas especificaciones técnicas para 3 o 4 hijos.
Otros factores fueron los problemas de carácter socioemocional, derivado del tiempo que pasaban en sus hogares, surgió como problema el confinamiento; aunado a las perdidas de familiares o al conocimiento de tantas muertes, fue común que los jóvenes entraran en depresión; un problema grave, que de no ser atendido de manera neurológica a través de metodologías y estrategias bien definidas que permitan identificar el tipo de padecimiento, el problema se agudiza aún más.
Sin embargo, estos problemas que enfrenta la educación en el cierre de este 2023, nos da la oportunidad de generar mecanismos que puedan contrarrestar la situación en dos vertientes, una para detener la tendencia al alza, y otra, para establecer líneas de acción enfocadas a buscar que la educación sea el cimiento de la sociedad y el motor de desarrollo en nuestro querido México.
¿Usted qué piensa, amigo lector?
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