Por: Griselda Lira “La Tirana”
El hombre fue entrenado y condicionado por la mujer, de manera no muy distinta a como Pavlov condicionó sus perros, para convertirlos en sus esclavos. Como compensación por su labor los hombres son premiados periódicamente con una vagina.
Esther Vilar
Aracely despertó tarde, no se sentía bien después de aquella parranda con pulque que iniciaron a la mitad del congreso. Sin lugar a dudas, y como regidora del pueblo, debía poner su mejor cara, disfrazarse de indígena empoderada y aparentar que era feliz en medio de un círculo de trúhanes; era inevitable faltar al trabajo porque, además, la pensión alimenticia que obtenía de sus tres ex parejas, padres legítimos de sus cuatro hijos, le era insuficiente para pagar sus fraudulentas actividades económicas en las que se acostumbra llamar amigo al que se deja utilizar y enemigo, al que no participa de las ficciones sistémicas.
Acto I.
(Personajes que intervienen en este acto: Aracely y Nacho).
Nacho en su oficina, escribe un correo electrónico en la computadora. Súbitamente, Aracely entra dando órdenes como la madrina del pueblo que todos necesitan para resolver sus problemas.
Nacho: Hola jefecita chula, oiga, qué bien se ve hoy, llena de vitalidad y ganas de ser la siguiente diputada.
Aracely: ¡Qué gracioso eres! Ja ja ja. ¿Tú vas a pagar la campaña seguramente?
Nacho: No te rías, de hecho, ya le escribí a mi amiga Grecia y dice que ese trueque le parece genial.
Aracely: ¿De qué trueque hablas?
Nacho: Solo debo aparecer con ella en todas las fotos de sus eventos; ser su pareja oficial.
Aracely: ¿Y yo qué Nacho, estoy pintada?
Nacho: No lo tomes a personal amor, es temporal, este teatro tiene entradas limitadas y solo son tres actos.
Acto II.
(Personajes que intervienen en el acto: Julia y Miguel).
Miguel: ¿Viste a ese par? Solo están buscando enriquecerse a costa de los pendejos.
Julia: ¿Y a ti qué?
Miguel: A mí qué, a mí qué. A mi Julia que soy el papá de uno de los hijos de Aracely.
Julia: No sabía que eras parte de los pajaritos que pasaron por su colonia. Ja ja ja. Méndiga, mira que sabe administrar su transnacional o, mejor dicho, su empresa de la entrepierna. Hija de toda su…
Miguel: No te burles de mí, mejor ayúdame a pensar un plan.
Julia: ¿Y yo qué interés puedo tener en tu asunto Miguel? No te voy a ayudar, no quiero problemas con esa mujer que se traga todo por el trasero y lo vomita por la boca para después, limpiarse las comisuras con una sonrisa siniestra. No quiero ser tu chivo expiatorio.
Acto III.
(Personajes que intervienen en el acto Aracely, Nacho y Grecia).
Todos entran a la oficina de Grecia.
Grecia: Siéntense por favor. Te voy a pedir Aracely que te abstengas de cualquier comentario en mi oficina o pierdes la diputación. No me interesa tu opinión, ya te investigué y pareces ser muy astuta para la cara que pones.
Nacho: Ya hablé con ella Grecia y…
Grecia: Cállate Nacho. Aracely sé que tienes cuatro hijos de tres papás diferentes y que cobras pensión alimenticia de cada uno de ellos. ¿Cómo le haces? Pareces cobradora de impuestos. Yo no he podido tener un hijo de ninguno; por lo tanto, he invertido mi dinero en operaciones de senos, de nariz y de nalgas. Ya estamos sobrepoblados en este país y las mujeres como tú, sirven para el teatro de la victimización en estas elecciones. Te sacaremos del anonimato y diremos que vendías pan de pulque en la esquina.
Aracely y Nacho, sonrieron dulcemente el uno para el otro. Nacho se secó las lágrimas que hicieron sus ojos de querubín, más brillantes. Parpadeó conteniendo el embelesamiento y le pidió a Aracely que saliera de la oficina de Grecia mientras él, terminaba su trabajo con la matriarca.