Por: Bethel García Vargas
Siempre el inicio del año nos marca con el propósito de hacer una cosa: los típicos deseos de año nuevo, ir al gimnasio para hacer ejercicio que nunca hacemos, entrar en dietas, estar más saludables en todos los aspectos, ser mejor en el trabajo y más.
Sin embargo por lo visto en las últimas semanas, lo que marcó el cierre de año fue el “bañarnos” en lentejas, lo que traerá, de acuerdo al ritual, abundancia financiera para los que lo realizaron.
Personalmente, lo que espero de este año es tener salud y conservar a todos los miembros de mi familia, creo que no hay nada más importante que tener a tu familia completa y tener salud, es algo que año con año se valora más, al menos a mí me pasa que desde la pandemia el poder respirar bien, y poderme mover, significa algo más, algo que ya no doy por sentado que lo seguiré teniendo.
Con el inicio del año y fin de las vacaciones, se puede notar que la capital hidalguense se va llenando cada vez más de personas, hay más coches y gente en las calles, y aunque pareciera que las tiendas estaban abarrotadas de personas, la ciudad se sentía diferente a otras épocas del año, es el momento en el que muchos aprovechan para viajar y conocer nuevos lugares, o simplemente salir a algún pueblo mágico para escapar de la rutina de la ciudad o su hogar.
Esperando que estas acciones nos cambien “el chip” para poder organizarnos de forma diferente, hacer algo más que solo el trabajo y poder estar en contacto con nuestro cuerpo y mente, es lo que muchos esperamos con salidas así, en cambio los más pequeños de la casa aguardaron con muchas ansias estas fechas, pues fue la llegada de Santa Claus y los Reyes Magos recientemente, y quién no de pequeño esperó también todo el año y diciendo una pequeña mentira en la carta como “me porte muy bien” para que nos Reyes nos trajeran la lista que a continuación describiríamos en nuestra carta, confesando todo lo que ansiábamos tener la mañana del 6 de enero bajo el árbol.
Me alegra ver como muchos niños recibieron sus regalos y están conformes con ellos, cuando yo era una niña casi siempre me trajeron lo que pedía: la Barbie que estaba en los comerciales en aquellos años, lo único que no logré ni ninguna de mis primas fue que nos trajeran el famosísimo micro hornito, el cual era una de las cosas que recuerdo pedí como dos o o tres años consecutivamente, pues era lo que más queríamos para hacer pequeños pasteles y poner nuestras habilidades de chef a prueba, sin embargo, lo que los Reyes Magos me trajeron me hizo feliz y entendí que tal vez por la cantidad de niñas que lo pedían, cuando llegaron a mi casa, se les había terminado y me divertía con los juguetes que me habían dejado.
Ahora como adultos, podemos entender mejor a los Reyes Magos, realmente eran Magos al hacer que llegara todo aquello a casa, podemos comprender el porqué de las cosas y que los precios de los juguetes no eran muy accesibles, pues la economía no era tan buena como se pensaba, por eso agradezcamos a esos Reyes Magos y preparémonos para volver al trabajo y escuela este lunes 8 de enero, que sea un año próspero para todos y que nunca falte comida ni haya sillas vacías en nuestras mesas. Hasta la próxima.
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