Neyda Naranjo Baltazar, encargada del despacho de la Secretaría del Bienestar e Inclusión Social, encabezó la ceremonia por el aniversario 111° del asesinato de Francisco I. Madero.

El evento tuvo lugar en la estatua del personaje revolucionario, ubicada en Ramírez Ulloa. Allí, en una ceremonia cívica, Naranjo colocó el laurel e hizo la guardia de honor en compañía de funcionarios y el Ejército Mexicano.

La secretaria hizo un recorrido por la vida del ex presidente de México. Su ascenso a la presidencia y los enfrentamientos que tuvo con otros líderes revolucionarios.

“Tuvo la oportunidad de estudiar fuera de nuestro país: en Francia y Estados Unidos, en dónde desarrolló un profundo sentido filosófico y afinidad por el campo espiritista”, precisó Naranjo.

Comentó que desde su época académica Madero fue un gran defensor de la democracia; “Puede constatarse en los diversos artículos que escribió donde tocó dos temas fundamentales para las sociedades democráticas contemporáneas: la libertad y el respeto por los derechos humanos”.

Reconoció la importancia de “La sucesión presidencial en 1910” obra que desató el deseo y la necesidad de la sociedad mexicana de acercarse a la democracia”.

Madero, dijo, fue traicionado por Victoriano Huerta y asesinado la noche del 22 de febrero de 1913.

“Afortunadamente la historia es justa y hoy, a 111 años de su partida, las y los mexicanos reconocemos en él a uno de los más grandes personajes de nuestra historia, a un promotor de la democracia en México y un referente político para las generaciones contemporáneas. Que su recuerdo y legado permanezcan por siempre en la memoria del pueblo de México. ¡Que viva Madero!”, agregó la funcionaria.