Por: Raymundo Isidro Alavez

La sana convivencia entre grupos sociales y en la sociedad misma, es debido a la educación sólida adquirida en el seno familiar, en este núcleo se abreva los primeros conocimientos transmitidos, en forma verbal o ejercidos con ejemplos de comportamiento. Se aprende el respeto, honestidad, responsabilidad, hermandad, confianza y actuar con justicia. Aquí se forja el carácter.

La segunda instancia que propicia la armonía entre los arraigos en pequeñas comunidades, lo mismo que en las grandes aglomeraciones es: la educación escolarizada, en este sistema de consolidación del ser como ciudadano, contribuyen los docentes, reglamentos escolares y las leyes ya establecidos para vivir en armonía, en paz y seguridad. Porque desacatar las leyes origina desorden, anarquía, desgobierno y hasta falta de respeto a las autoridades civiles, políticas y judiciales.

El proceso de formación de la persona para vivir en orden, contribuyen instituciones que inculcan el culto, inducen a la práctica de valores éticos y morales. Los primeros se avocan en inculcar el comportamiento de: cómo de ser el niño o ciudadano para que sea aceptado en los grupos sociales, aprovechar las condiciones para se inserte por voluntad propia o por tradición. En tanto que los valores morales son: normas, mandatos, criterios; órdenes y reglas que aplicar y cumplir. Estos valores son trasmitidos por costumbres y tradiciones de la cultura distintivas del grupo social, Estos conjuntos de personas son persuadidos para llevar a la práctica actos positivos y forzados a evadir las acciones o condenar las acciones negativas en la sociedad.
Entre la amplia gama de valores éticos y morales destacan una, considerados por valores elementales: respeto, compromiso, hermandad, honestidad y sinceridad. Además, solidaridad, lealtad, humildad y amistad. Con respecto, a esa relación afectiva que se propicia con otro u otras, ha sido motivo de que hombres de ciencia de la talla del científico Charles Darwin hayan vertido su opinión al respecto: “Las amistades de un hombre son una de las mejores medidas de su valor”, en el lenguaje común sería: “ dime con quién andas y te diré quién eres”.
La palabra amistad deriva del termino amigo proviene del latín vulgar. Amicitas . – atis, y este del termino ancestral “amicus”. O bien de la palabra “ainmi, equivale a alma. Para dar sentido a esta expresión se le agrega “custos” – custodiar o guardar el alma. Eso es lo que hace un amigo, cuidar la esencia y presencia de la merecedor de su confianza y afecto. Luego, Amigo, a su vez, deriva del verbo “amaré” ya en español es amar, en esta relación afectiva se sustenta en las siguientes prácticas: protección, lealtad, ayuda recíproca, amor desinteresado, apoyo, y ser guía moral. Fortalecido con esto atributos dados por las voluntades de participante se consolida una distinción de la persona y se confirma la sentencia del filósofo Francis Bacon: “La amistad duplica las alegrías y divide las angustias por la mitad”
Amistad es la correspondencia cálida entre dos o más individuos que se proveen y recogen: cariño, afecto, cuidado, protección, apoyo emocional; comprensión en su forma de ser y mantienen una comunicación latente. La relación entre quienes se mantienen una sólida y duradera amistad, es consecuencia de una relación muy frecuente. Entre los amigables se cumplen compromisos acordados. Son discretos, ocultan las fallas para no dar conocimientos de un determinado echo, con el afán de proteger a su compañero.

Entre amigo se solidarizan en las acaecimientos tanto buenos y malos, así lo distinguió el filósofo Francis Bacon, al contribuir en distinguir los atributos del emisor y receptor del afecto entre ellos; “La amistad duplica las alegrías y divide las angustias por la mitad” cuando la relación de aprecio es entre muchos es mayor la dosis de adhesión que reciben. Las amistades inician entre dos y se van multiplicando cuando las circunstancias lo ameritan, y la capacidad de sus fundadores para de acrecentarlas para ser entre grupos, etnias, gobiernos y países.

El sábado 17 de febrero de 2024 se reunieron integrantes de las etnias, náhuatl y ñähñus, para destejar el “Día de la Amistad” en su XXXIX aniversario de la creación del afectuoso y efusivo encuentro de la etnia hñähñu del Valle del Mezquital y autoridades de las comunidades del Municipio anfitrión de la lengua náhuatl. Dirigentes del Consejo Supremo Hñähñu (CSH) y representante de diferentes localidades que integran la municipalidad compartieron proyectos de trabajos y expresiones entre sus respectivas culturas en la localidad de El Puerto del Gavilán, Chapulhuacán Estado de Hidalgo.

Con este encuentro “se ratifica una vez más la unidad de serranos y hñäñus” y “preservar con ello la comunicación entre ambas regiones” externo uno de los dirigentes del CSH, como cierre a dicho convivió entre las dos etnias, dos culturas, dos lenguas, dos cosmogonías, pero, de una sola entidad federativa (Estado de Hidalgo) y un solo México.