Los mitos del amor romántico
“El amor es para siempre, el amor todo lo puede” o ideas como que “a través del amor que le des a otra persona ésta va a cambiar por ti”, que necesitas encontrar a “tu media naranja” para sentirte completa, o el famoso final de cuento de hadas: “vivieron felices para siempre”.
Esos son algunos de los mitos del amor romántico que de una u otra forma han influido en la vida amorosa, principalmente de las mujeres y no precisamente beneficiando la calidad de los vínculos de pareja.
Estos mitos del amor romántico, como su nombre lo indica, son creencias erróneas respecto al amor de pareja, ocasionando que en la relación haya distorsiones que afectan la dinámica en la que se desenvuelven sus integrantes, o bien, generan sufrimiento en las personas que están solteras y creen que no pueden ser felices si no tienen pareja.
Provocando igualmente relaciones poco equitativas, sin reciprocidad o responsabilidad afectiva, en las que el amor se ve como algo difícil de alcanzar y para conservarlo es necesario sufrir a causa de este.
Otro de los mitos del amor romántico más comunes indica que” los celos son una muestra de amor” y, por lo tanto, no deben ser rechazados aún si ocasionan sufrimiento.
Si lo pensamos bien, cada uno de estos y otros mitos en la vida amorosa lastiman no solo a la relación sino también a quienes la integran, sobre todo, a quien modifica su conducta y posterga o declina su bienestar en nombre del amor romántico.
Si bien el amor no basta para que una relación de pareja funcione, cuando en primer lugar hay amor propio y las personas se relacionan desde este es posible construir y mantener una dinámica basada en el respeto y la admiración mutuas que permiten la empatía y asertividad, conservando la independencia y la autonomía en cada uno de sus integrantes.
El amor de pareja es un equilibrio que no todo el mundo puede mantener, más aún si se intenta sostener desde creencias erróneas, fantasías y mandatos en donde uno de sus integrantes es colocado en desventaja.
El amor ocasiona vulnerabilidad, pero quien te ama bien no se aprovecha de esta, al contrario, te acompaña a convertir esa vulnerabilidad en fortaleza, sabiendo que ninguno de los dos se aprovechará de ninguna debilidad, sino que se tiene la certeza de poder contar uno con el otro.
Algunas mujeres que crecimos escuchando y creyendo que el amor era de cuento de hadas hemos ido aprendiendo a desmitificar el amor romántico y de un tiempo acá estamos determinadas a reconocerlo y reconstruirlo desde un lugar más seguro para nosotras, uno donde el amor no es algo que ansiar obsesivamente ni un indispensable para sentirse plena, dispuestas a vivirlo de una forma más sana donde el sacrificio no está involucrado, eligiendo que el límite del amor romántico es el amor propio y cuando algún integrante deja de ser feliz es posible pedir a su pareja que en equipo se encuentren soluciones o redecidir y colocar el punto final.
Esta autonomía para vivir el amor romántico no demerita ni disminuye la capacidad de amar de una mujer solo la ubica en un mejor lugar para amar, uno donde no está obligada a dejar de amarse o abandonarse para ser amada, lo cual ha sido uno de los más grandes y dolorosos mitos del amor, el creer que si te olvidas de ti y entregas tu vida por amor el otro te amara para toda la vida.
Y aún si lo hiciera, dónde quedarían tus sueños, tus proyectos, tu libertad.
Para desmitificar el amor hay que empezar por reconocer cuáles son los mitos que siguen presentes en tu relación de pareja o en tu mente.
Si el amor es causa de sufrimiento entonces no es amor, la posibilidad que existe, lo admitas o no, de que una relación termine y estar lejos de quien se ama si puede generar cierto dolor, el dolor de la incertidumbre, que se disminuye mediante el cuidado mutuo del vínculo y de cada uno, muy distinto al sufrimiento que provocan algunos mitos del amor romántico, de los que es necesario desprenderse para construir un buen amor a la medida y forma de cada pareja.
Un abrazo
Lorena Patchen
Psicoterapia presencial y en línea.