Por Christian Falcón Olguín

Se ha dado inicio al proceso electoral federal. El primero de marzo de 2024 marcó la fecha de arranque de las campañas políticas; es decir, la gran disputa por la aceptación y el alcance de los sufragios del electorado, tiempos peculiares, repletos de rebosantes carismas, saludos y sonrisas por doquier, temporada de buenos deseos, pues los oídos de la gente estarán colmados de discursos, promesas e incluso, de ocurrencias, en conjunto, se convertirán en la constante permitida desde la Ley Electoral hasta el cielo sin límite.

Ahora ya los ciudadanos estarán saturados de audios e imágenes en los medios de comunicación tradicionales o en las redes sociales. Asimismo, los candidatos buscarán consolidar la construcción de su imagen diferenciadora ante la gente; los encargados de interlocución de los cibernautas serán desde luego, serán los spots, tik-toks o reels, es decir, mucha virtualidad o menos realidad social.

En cuanto a los mítines, serán llevados a cabo en plazas públicas, estadios, auditorios, parcelas, calles e incluso, en domicilios particulares, entre otros escenarios; ahí los presentes, atestiguarán las ideologías, proyectos y planes de trabajo de los aspirantes a los distintos cargos del poder legislativo y ejecutivo federal, siendo nada menor, las 300 curules de mayoría relativa para la cámara de diputados en cada uno de los 300 distritos federales, mientras que para la cámara alta, serán 96 Senadores a lo largo y ancho del país.

Pero, sin lugar a dudas la lucha electoral por la sucesión de la Presidencia de la República será el cargo más significativo y disputado, a partir de las diversas posturas ideológicas y políticas que impregnan esta elección sexenal.

Básicamente, el proyecto de nación se disputa en dos coaliciones partidistas, el oficialista y la oposición, las cuales tienen las preferencias reales mayoritarias para definir esta elección, sin dejar de lado, una alejada tercera alternativa partidista, la cual pretenderá ir en busca de algunos escaños dentro del poder legislativo, pero de estos escenarios me enfocare en próximas ediciones de esta columna.

Lo que sí es muy evidente, es el ánimo del electorado, ya que se puede percibir desde las charlas casuales por doquier, ahí donde surgen los genuinos escenarios y rincones del debate ciudadano, charlas enfocadas al trascendental tema electoral de este año; e inevitablemente, se comparten las diversas apreciaciones, comentarios o análisis políticos, lo cuales, sin duda, resultan enriquecedores y apasionantes.

El primer escenario, es el ímpetu dinámico de quienes participan dentro de las estructuras y equipos de campaña de los partidos políticos que integran las coaliciones, que sin duda, apegados a sus idearios, documentos básicos y plataformas electorales integran la visión activa de un futuro cercano en nuestro país, entre ellos, se encuentra además, la expectativa de tener cabida en el ejercicio del poder dentro de la administración pública federal o el congreso de la unión; un plus fundamental dentro de los intereses del poder.

El segundo escenario, es el de los adeptos o seguidores partidistas, que por convicción política se encuentran al tanto del desarrollo social, político y electoral, pero que no participan más allá de ser divulgadores, críticos, analistas y en su momento, tener la primicia de compartir el haber sido los primeros votantes convencidos, convencidos por su afán cívico de aportar a la democracia en nuestra nación, pero también aquí, se encuentran a los adeptos que se polarizan en la divergencia de opiniones.

El tercer escenario, refiere al electorado indiferente, aquella parte de la ciudadanía que se encuentra cansada, por decir lo menos, hartos de las propuestas, campañas y partidos políticos, ya que las decepciones de todas las opciones partiditas, candidatos y propuestas no reflejan la realidad de una política seria y preocupada por la dignidad de vida de los votantes; perciben a la clase política poco o nada comprometida, muy lejana a los intereses del pueblo; y que solo el Gatopardismo ha triunfado en las esferas partidistas, pues los intereses particulares o de grupos políticos van notoriamente por delante.

Es aquí, en este ultimo escenario, donde hay que poner el acento de interés y una llamada a la atención en la mirada de los candidatos, mas allá de las porras, de los atiborrados mítines, del escepticismo de las encuestas, del aplauso y de los vítores, y ahora, de los likes y bots en las redes sociales.

Hay que atender y, sobre todo, entender las preguntas serias del ¿Cómo lograran cumplir sus promesas de campaña? ¿Cuándo y en qué periodo tendrán resultados tangibles, lejos de las ocurrencias? ¿Con que recursos humanos, materiales y financieros lograrán sus objetivos? ¿Cómo le dirán de manera franca al electorado que ahora si va en serio? sin mentiras, sin maromas políticas, sin ofender el intelecto de un pueblo que ya sabe cuándo le están mintiendo, aun cuando les miran a los ojos.

Tienen un gran reto candidatos y candidatas, ganar la confianza de gente ávida de resultados, lograr tener la altura política para general el alcance del voto razonado y consciente por ustedes, el cual, solo se obtiene por medio de la congruencia de quienes aspiran a gobernar y representar las causas populares.

Por ello, sean la luz de la democracia en una sociedad que respete su voto y lo fundamental, respete el voto de los otros votantes, de lo contrario, que no les extrañe o se victimicen, al escuchar el rugido de la voz popular al hacer valer su crítica constitucional, cuando el pueblo te lo demande.