Por Mtra. Ofelia Bonilla Gamboa
A lo largo de la historia, la lucha por la igualdad de género ha sido un tema recurrente. Uno de los campos en los que esta lucha se manifiesta con mayor fuerza es en la esfera política. En este sentido, el ascenso de las mujeres a posiciones de liderazgo gubernamental representa un logro significativo en el camino hacia la igualdad de género.
Particularmente en México hemos visto cómo los hombres han gobernado la política pública imponiendo su punto de vista, sin embargo, es ahora que se presenta la oportunidad histórica de dar un giro para hacer un verdadero cambio; en este 2024 México celebrará elecciones y dos mujeres son las candidatas con mayor intención de voto, por lo que, con total certeza, el cargo que había estado exclusivamente en manos de hombres a partir de este año será ocupado por una mujer.
Analicemos desde la perspectiva de la igualdad de género las oportunidades que representa el hecho, de que un país sea gobernado por una mujer.
La elección de una mujer como líder político a nivel nacional no sólo representa un paso hacia la igualdad de género, sino que también aumenta la representación y legitimidad del gobierno ante la diversidad de la sociedad. Al tener una mujer en el más alto cargo político se reconoce y valora la voz y las experiencias de más de la mitad de la población que, históricamente, han sido marginadas para la toma de decisiones.
La presencia de mujeres en el gobierno aporta una diversidad de perspectiva y enfoque que enriquece el proceso de toma de decisiones. Las experiencias únicas de las mujeres, sus preocupaciones y prioridades, son fundamentales para abordar de manera más completa y equitativa los desafíos que enfrenta la sociedad en su conjunto.
La elección de una mujer como líder político envía un poderoso mensaje a las futuras generaciones femeninas, mostrándoles que no hay límites en cuanto a lo que pueden lograr. Una mujer con un alto cargo, inspira y motiva a las mujeres a perseguir sus propias aspiraciones y a desafiar los estereotipos de género arraigados en la sociedad.
Ahora bien, lo que se esperaría de una mujer en la presidencia es que opte por las políticas igualitarias, que su agenda sea progresista, que promueva la igualdad, la justicia social y el empoderamiento de las mujeres; que conduzca a la implementación de políticas y programas que aborden de manera más efectiva las desigualdades de género, como la brecha salarial, el acceso igualitario a la educación y la atención médica y, sobre todo, a la erradicación de la violencia hacia las mujeres y las niñas.
El hecho de que una mujer ocupe un cargo de liderazgo político, desafía las normas culturales y sociales arraigadas que perpetúan la discriminación de género. Esto puede abrir el camino para un cambio cultural más amplio, que fomente la igualdad de género en todos los aspectos de la vida pública y privada.
Las oportunidades que representa el que un país sea gobernado por una mujer desde la perspectiva de la igualdad de género, son significativas y trascendentales. Más allá de la representación simbólica, la presencia de mujeres en posiciones de liderazgo político, son fundamentales para avanzar hacia una sociedad más justa, equitativa e inclusiva.
El hecho de que México tenga por primera vez una titular del ejecutivo, no garantiza automáticamente que las condiciones de vida de las mujeres mejoren, una sola mujer no puede cambiar el panorama de toda una nación, se necesitan más mujeres para influir en la toma de decisiones, generar políticas públicas y participar en la construcción de instituciones inclusivas e igualitarias. Es por eso que, la presencia de mujeres en posiciones de liderazgo es fundamentales como un recordatorio de que tienen el potencial para transformar la realidad. Sin embargo, el riesgo que se tiene es que esta gran oportunidad se pierda mientras exista una agenda política impuesta por consejeros enteramente masculinos, o en el peor de los escenarios, que, habiendo mujeres en la toma de decisiones, estas no estén capacitadas o, simplemente no quieran implementar políticas públicas desde la visión de la igualdad.
Más allá de lo que se diga o se discuta, de lo que se escuche y se espere; algo queda claro, todavía falta mucho por hacer, pero el hecho de que nuestro país sea gobernado por primera vez por una presidenta de la República, es un acontecimiento importante que abre puertas, refleja avances y deja evidencia del largo camino que queda para alcanzar la igualdad, una meta que en la mayoría de los países del mundo se avanza lento.
Titular de la Unidad Institucional para la Igualdad entre Mujeres y Hombres*
El Colegio del Estado de Hidalgo.
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