Ecuador está en vías de sumarse al empleo de su Ejército en tareas policiales, práctica que avanza en América Latina pese a su historia reciente en que las fuerzas armadas fueron el principal verdugo de la democracia.

La ola más reciente coincide con la política contra las pandillas que ha aplicado el presidente Nayib Bukele, quien se reeligió el pasado febrero con cifras altas y que incluyeron a la Asamblea Legislativa, éxito hecho posible por la interpretación que jueces electorales elegidos por la oficialista Asamblea Nacional, hicieron de un artículo que hacía imposible la reelección, pero sobre todo, por su política contra las pandillas a las que ha sometido a una mano no dura, sino durísima.

En Argentina el gobierno del presidente Javier Milei pretende seguir ese ejemplo con un modelo propio, aunque enfrenta a una oposición combativa y fuerte, mientras que en Ecuador la política al respecto de su presidente Daniel Noboa, fue aprobada por la ciudadanía el pasado domingo 20 en las urnas.

Esa aprobación se dio en el marco de la consulta para reformar artículos constitucionales y leyes, en la cual el mandatario ganó nueve de las once preguntas sometidas a la ciudadana.

En seguridad, la que propone el apoyo permanente de las fuerzas armadas a la policía en el combate al crimen organizado fue la que más sólido respaldo logró, con casi el 82 por ciento de aprobación.

Y la clave de esa cifra puede encontrarse en que la policía ecuatoriana parece haber sido rebasada por el crimen organizado. Se trata, hay que hacerlo notar, de una situación que también se encuentra, con sus particularidades nacionales, en El Salvador, México, Argentina y Ecuador, entre otros países, de manera que sería más precisó decir que gobiernos y ciudadanos de la región, sin importar su signo ideológico, apoyan la participación militar en la lucha contra el crimen organizado.

En Ecuador, como en el resto de países que han recurrido a las fuerzas armadas, el ataque al crimen organizado debe analizarse junto con la corrupción de varias ramas gubernamentales propiciada por el crimen organizado.

En ese país andino el ejemplo más reciente es el llamado Caso Metástasis, donde se encuentran como presuntos implicados un exmiembro de la Asamblea Nacional, un fiscal provincial y miembros del Consejo de la Judicatura, pero también elementos de las fuerzas de seguridad.

En ese marco, la palabra crimen organizado parece englobar una variedad amplia de situaciones que incluyen realidades sociales, de pobre educación, desde luego de pobreza, de demanda internacional de estupefacientes, de lavado de dinero por los sistemas financieros locales e internacional, y desde luego, de corrupción en los lugares del consumo final, donde el crimen organizado es una especie de bisagra entre esas realidades nacionales y las internacionales, con el dinero de la corrupción como la sustancia que lubrica las tuberías por donde viajan los narcóticos.

¿Tendrá Noboa éxito en su combate contra las pandillas? Los resultados de la consulta del pasado domingo están en su fase de volverse una realidad, así que es prematuro crear expectativas, pero sin olvidar que el mandatario termina su gobierno en mayo de 2025, pues se trata de concluir la gestión incompleta de Guillermo Lasso, y ya anunció que buscará reelegirse para un periodo completo, objetivo en el cual deberá de vencer, como ya lo hizo, al correísmo, que ha sido derrotado pero no vencido.

Y aquí pudiéramos encontrar una de las debilidades de la lucha contra el crimen organizado sea el país que sea: que siempre se encuentra atado con fuerza a la vida política y sus vaivenes, donde el camino más corto entre dos puntos no siempre es la línea recta.

De salida: La ofensiva militar israelí contra los palestinos llegó a varias universidades estadunidenses, muchas de ellas con prestigio mundial, y luego de que alrededor de un centenar de estudiantes propalestinos fueron desalojados de la protesta que realizaban en la Universidad de Columbia en Manhattan. Esta situación tiene varias aristas, y una fundamental es que constituye todo un reto en el camino de reelección del demócrata Joe Biden, quien en la penúltima semana de abril, se encuentra prácticamente empatado en las encuestas con Donald Trump. https://projects.fivethirtyeight.com/polls/president-general/2024/national/