Por: Jorge Esqueda
El recuerdo del 1968 ha vagado por varios países tras las protestas de estudiantes de universidades estadunidenses por la acción de Israel contra la población palestina, que siguió a la incursión del grupo fundamentalista Hamás en el sur israelí hace ya casi
siete meses.
Más aún cuando esas protestas se han extendido, con distinta intensidad, a países como Egipto, Líbano o Kuwait, de amplia población musulmana, pero también en Australia, Canadá, Reino Unido, Italia y, desde luego, Francia, donde hace 56 años estallaron protestas
de universitarios que se expandieron a otros países como México.
Sobre el motivo explícito de la protesta es inexistente la duda de que tiene un gran contenido de verdad. La incursión del grupo fundamentalista islámico Hamás en el sur de Israel el siete de octubre, dejaba en los primeros seis meses 33 mil muertos palestinos,
mientras que los ataques islámicos sumaron más de mil 400 bajas, sin contar a los secuestrados, de manera que el gobierno del primer ministro israelí Benjamín Netanyahu ha cobrado cada muerto suyo con la vida de 23 palestinos.
Israel basa su ofensiva, que incluye destrucción de edificios civiles de todo tipo, en su supuesto derecho a la defensa, pero la realidad muestra que el ejercicio de ese derecho ya ha rebasado, y con mucho, todo límite y toda lógica.
Las protestas, ampliamente justificadas como se ve, se mueven, como toda protesta social, en un suelo quebradizo, donde cualquier mala decisión puede hacer que salgan de control. Y a la mitad de la primavera de 2024, ese suelo está muy frágil.
En Israel la incursión de Hamás ha apuntalado en el cargo a Netanyahu, líder de una coalición radical por la presencia de partidos religiosos, quien ya estaba debilitado por acusaciones de corrupción en su contra, así como el repudio social que en 2023 generó
su intención de controlar a la Corte Suprema de su país. Pero el jefe de gobierno vive en un equilibrio precario.
Estados Unidos, el principal aliado israelí, está a seis meses de elecciones presidenciales donde la decisión es tratar de mantenerse en la ruta de un sistema de poderes que se equilibran unos a otros, que sin duda de ninguna manera es perfecto, o volver a
caminar por el camino atropellado de Donald Trump, que casi llevó a un golpe de Estado para mantenerse en el poder. El multimillonario estadunidense es todo, menos un candidato acosado.
Su ubicación fuera de un cargo oficial, permite a Trump casi exigir a Israel que termine esta guerra, mientras el presidente Joe Biden necesita guardar equilibrios entre el apoyo a Israel y la presión para cese su ofensiva. Muchos votos se perderán o ganarán
de acuerdo a como ambos aspirantes presidenciales se muevan en ese terreno.
A nivel mundial, el piso frágil consiste en las perspectivas juveniles hacia el futuro. Ha quedado claro que educación no es sinónimo de estabilidad o avance social. Quizá tenga que ver que en el momento de la pandemia de Covid, ellos fueron uno de los grupos
de edad dejado a un lado por la vacunación para hacerlo con lo de mayor edad, y encerrados cuando menos lo necesita un joven. Y si bien ambas decisiones eran necesarias, al parecer no fueron administradas de la mejor manera.
Hoy en día los jóvenes y aún niños, tienen más información y capacidad de análisis que sus padres, pero no parece que sus progenitores consideren esas características y las tomen en cuenta al momento de tomar decisiones.
Y diversos indicadores apuntan a una contradicción: los jóvenes estiman que tienen más presión que sus padres para alcanzar el éxito -sea lo que esta palabra signifique- pero las condiciones económicas no parecen ayudar a
que logren ese éxito. https://cutt.ly/reqDjQWU
«A los jóvenes les preocupa el futuro, pero se ven como parte de la solución»
La mayoría de los adolescentes cree que es muy importante que los dirigentes políticos escuchen a la infancia, según una encuesta de UNICEF
cutt.ly
Hacia adelante la inteligencia artificial se muestra más como una opción para divertirse, que para mejorar las condiciones de trabajo, pues crecen los reportes que estiman cifras diversas sobre el número de empleos que se perderán por su uso.
De esta manera, las protestas por las acciones del ejército de Israel en Gaza se ven justificadas, pero también como potencial disparador de otro tipo de tensiones, situación siempre presente en cualquier movimiento social que se respete.
De salida: México demandó a Ecuador por la violación a su embajada en Quito, mientras el gobierno ecuatoriano demandó al gobierno mexicano por haber dado asilo a un prófugo de la justicia, en ambos casos, ante la Corte Internacional de Justicia. Este era el
camino desde el principio.
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