Por Dra. Gabriela Yolanda Castañón García*/Elizabeth Máximo Carreño

En el marco del Día Mundial del Medio Ambiente que se conmemora el día 05 de junio, es importante reflexionar sobre un tema de crucial importancia: la Agenda 2030 y los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), aunque todos los ODS son sumamente importantes y se articulan entre sí; en esta ocasión queremos referirnos en particular al ODS 5. Igualdad de Género.

La Agenda 2030, adoptada por las Naciones Unidas en 2015, es una hoja de ruta ambiciosa que pretende erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad para todos. En estos días en que estamos sintiendo y resintiendo los avatares del cambio climático, el ODS 5 es especialmente relevante, ya que la igualdad de género no solo es un derecho humano fundamental, sino también un requisito indispensable para un mundo sostenible.

La igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres son cruciales para alcanzar los demás objetivos de la Agenda 2030. Las mujeres y las niñas representan la mitad de la población mundial y, por ende, la mitad de su potencial. Sin embargo, enfrentan desafíos significativos que impiden su plena participación en todos los ámbitos de la vida.

Las mujeres, alrededor del mundo han estado a la vanguardia en cuanto a movimientos ambientales, en la lucha contra la deforestación, y no es la excepción en el tema del agua. Las mujeres en comunidades rurales, mayoritariamente en países en desarrollo han sido las principales gestadoras de agua, son las principales preocupadas por que éste recurso llegue a sus hogares, ya sea de uso doméstico o comunitario. La preocupación que surge desde lo profundo de la mujer para poder abastecer su hogar del recurso hídrico es una idea ya asimilada por ellas, dónde la mujer debe ver por su familia y las niñas deben cuidar a sus hermanos. Es necesario entender y valorar el papel que llevan las mujeres y la carga tan pesada que soportan día a día.

El acceso al agua potable es uno de los desafíos ambientales más urgentes del siglo XXI. La crisis del agua afecta de manera desproporcionada a las mujeres, quienes son las responsables de recolectar agua en muchas culturas. Según la ONU, las mujeres y las niñas dedican colectivamente alrededor de 200 millones de horas diarias a la recolección de agua. Esta carga de trabajo no sólo limita sus oportunidades educativas y económicas, sino que también tiene implicaciones para su salud y seguridad. En un mundo donde aún prevalece la idea de qué la mujer debe ser la principal preocupada por la familia, es necesario redefinir los roles de género para lograr una equidad real en todos los ámbitos, incluyendo la gestión de recursos naturales y la formulación de políticas ambientales.

Dentro de las estrategias para promover el ODS 5, la igualdad de género y el desarrollo sustentable, se debe garantizar que las mujeres tengan igual acceso a recursos como la tierra y el agua, el crédito y la tecnología son fundamentales para su empoderamiento económico y para la gestión sostenible de los recursos naturales. Así como invertir en la educación de las mujeres y niñas y proporcionarles capacitación en habilidades técnicas y de liderazgo para su empoderamiento y participación en el desarrollo sostenible.

A lo largo de los años, ha habido numerosas iniciativas que han demostrado el impacto positivo de integrar a las mujeres en la gestión del agua y la formulación de políticas ambientales. Por ejemplo, en la India, el programa «Jal Saheli» ha empoderado a mujeres rurales para que se conviertan en defensoras del agua en sus comunidades, gestionando los recursos hídricos locales y educando a otros y otras sobre prácticas sostenibles. En Kenia, el «Green Belt Movement», liderado por la Premio Nobel Wangari Maathai, ha plantado millones de árboles y ha capacitado a mujeres en la conservación del medio ambiente.

Gro Harlem Brundtland, ex primera ministra de Noruega y presidenta de la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, es una figura clave en la intersección de género y políticas ambientales. Su informe, conocido como el Informe Brundtland, titulado «Nuestro Futuro Común» (1987), introdujo el concepto de desarrollo sostenible y destacó la importancia de integrar cuestiones ambientales y de desarrollo. Brundtland ha sido una firme defensora de la igualdad de género en la política y ha subrayado repetidamente cómo el empoderamiento de las mujeres es crucial para el desarrollo sostenible.

Sin ninguna duda, el cambio climático es una realidad innegable que ya está impactando nuestro planeta y a sus habitantes de manera significativa. Las proyecciones científicas indican que en los próximos años experimentaremos un aumento considerable en las temperaturas globales, lo que se traducirá en la exacerbación de fenómenos climáticos extremos como las olas de calor, que serán cada vez más intensas y frecuentes.
Ante este escenario, resulta fundamental implementar políticas de medio ambiente que no solo aborden la mitigación del cambio climático, sino que también consideren la equidad de género y la gestión sostenible del agua. Las mujeres, especialmente en comunidades vulnerables, son las más afectadas por los impactos del cambio climático y la escasez de recursos hídricos.

Para abordar estos desafíos de manera efectiva, es esencial concientizar a la población sobre la urgencia de tomar medidas concretas. La educación y la sensibilización son herramientas poderosas que pueden impulsar la adopción de prácticas más sostenibles en la vida cotidiana.

A nivel País, se deben realizar esfuerzos por reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, promover el uso de energías renovables y fomentar la conservación del agua, estas son acciones cruciales que deben ser promovidas activamente a través de políticas ambientales inclusivas.

Las políticas de medio ambiente también deben reconocer y abordar las disparidades de género en relación con el acceso al agua y la capacidad de adaptación al cambio climático. Las mujeres, que a menudo son las principales cuidadoras de sus familias y comunidades, desempeñan un papel fundamental en la gestión y conservación del agua. Por lo tanto, es imperativo garantizar su participación activa en la toma de decisiones y la implementación de políticas que promuevan la equidad y la justicia ambiental.

En síntesis, al trabajar juntos para promover la igualdad de género, estamos no solo respetando los derechos humanos, sino también creando un mundo más equitativo, justo y sostenible para todos. En el Día Mundial del Medio Ambiente, y todos los días reafirmemos nuestro compromiso con la Agenda 2030 y el ODS 5, reconociendo que el desarrollo sustentable solo será posible si incluimos y empoderamos a todas las mujeres y niñas del mundo.

En conmemoración al Día Mundial del Medio Ambiente, es crucial reconocer y celebrar el papel de las mujeres. Integrar una perspectiva de género en las políticas ambientales no es solo una cuestión de justicia social, sino también una estrategia esencial para alcanzar la sostenibilidad global. Al empoderar a las mujeres y reconocer su contribución, podemos avanzar hacia un futuro más equitativo y sostenible para todos. La sostenibilidad ambiental depende de la colaboración y el reconocimiento de todos los actores, y las mujeres somos, sin duda, fundamentales en esta misión.

* Dra. Gabriela Yolanda Castañón García
Profesora Investigadora CEH *
** Elizabeth Máximo Carreño
Estudiante de la Licenciatura en Ciencias Políticas, UAEH *

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