Por: Alejandro Ordóñez

Qué te cuento, contra lo esperado tu nota se publicó en sólo dos periódicos. No fue la noticia del día ni publicaron tus fotos, lo tuyo fue una simple reseña de página interior. Quizás será que a fuerza de repetirse casos como éste se han vuelto costumbre. Piensan que desapareciste entre las 18:30 y las 19:00 horas del domingo. Suponen eso porque investigaron la llamada telefónica que te hice a las 18:30, de la cual dio fe la meserita del bistró donde nos reuníamos siempre, porque le di tus saludos y escuchó mi amoroso reclamo por tu tardanza. Suponen que debió ocurrir cuando saliste de tu casa e ibas a mi encuentro. Creen que pudo ser uno de esos levantones, como les llaman ahora.

Al ver que no llegabas a la cita te marqué a las 20:00 horas, como no hubo respuesta, antes de retirarme del bistró volví a hacerlo. Alarmado por tu silencio te llamé hasta la madrugada. A las seis de la mañana volví a intentarlo y a las ocho fui a tu departamento temiendo que algo malo hubiese ocurrido. Toqué tan fuerte que algunas vecinas salieron. También a ellas les extrañó tu silencio así que fueron por el portero quien, con nosotros como testigos, abrió tu puerta. Por supuesto no estabas ni habías pasado ahí la noche.
Yo mismo presenté la denuncia ante el ministerio público y rogué que me investigaran para deslindar responsabilidades. Revisaron minuciosamente mi casa, auditaron mi chequera y hurgaron en mis cuentas de redes sociales sin hallar nada anormal; por supuesto encontraron fotos, mensajes escritos y de voz que intercambiamos, a veces muy íntimos;

más de uno enrojeció al verlos o escucharlos. La viejita del kiosco declaró haberte vendido, muy de mañana, el periódico, mismo que estaba sobre tu mesa; la cajera del supercito que está frente a tu casa recordó que llevaste víveres y en la basura encontraron la nota de compra con la fecha de ese fatídico domingo. A mí me fue fatal porque en una de las diligencias me ganó la depresión y me solté a llorar, de no haber sido por tus vecinas que me consolaron no sé cómo habría terminado aquello; pero qué crees, conocí a otra chica en facebook, es casi tan linda como tú y me hace recordarte tanto… También ella vive sola en la ciudad, su familia es de provincia y trabaja en la computadora desde su casa. Es tímida pero atrevida, poco a poco va entendiendo el sentido del juego, ya hace casi todo lo que le pido y a veces aporta ideas novedosas que nunca se nos ocurrieron. Si sigue así creo que pronto me conocerá…