Leyendas, el aborto, la muerte, la violencia y la elaboración de máscaras de luchadores fueron algunos de los temas que creadores novatos y expertos proyectaron en Cinepolis, gracias a la cuarta edición del Encuentro Internacional de Ciencias y Artes Cinematográficas (Elipsis) organizado por Brenda González.
El festival que engloba producciones locales, nacionales e internacionales cerró con 11 filmes, de los cuales cuatro fueron creados en la Académica de Ciencias y Artes Digitales.
Tras un periodo de demora por cuestiones técnicas, la función comenzó con “Sin Fe” de Alfredo García y Carlos Romero. El cortometraje aborda una excursión de cinco amigos para acampar, pero la diversión se apaga cuando descubren que una de las chicas robó el rosario de un museo, objeto que le perteneció a una monja y que se cree está maldito.
“Té de ruda” de Jennifer Remba se centró en un aborto realizado en pleno siglo xx, en la época de la Revolución y “Muerte y yo” de Alan Sosa Hernández, es un trabajo elaborado por cuatro estudiantes de comunicación que sigue a un joven con miedo a fallecer.
“La máscara” de Benjamin Romero, sigue a un luchador que confecciona dichos artículos para no revelar la identidad de quienes se dedican a este deporte de contacto y “Diseñando diversión” sigue a un grupo de creadores de videojuegos.
Respecto a los proyectos realizados en la academia, la mayoría se centró en la violencia de género. “El último día” trata sobre una joven que aborda un taxi y jamás regresa.
En “La urna” de Viviana Hernández Mejia, una mujer se da cuenta de que ya no está en el plano terrestre y “La empatía que importa”, Valeria Sauces, retrata la relación entre madre e hija y como se tambalea cuando ella decide perseguir sus sueños.
Por último se proyectó “El lenguaje de las flores”, de Dania Alejandra Domínguez Elías, una relación violenta que se va proyectando a través de las diversas especies florales.
*Recalcan importancia de encontrar espacios para crear*
Los equipos detrás de los proyectos de “La urna» y “La empatía que importa” conformados por Guadalupe Mejía, Viviana Hernández Mejía, Valeria Sauce, Ann López, Israel Solares y Ari Maldonado Gutiérrez, recalcaron la importancia de contar con espacios para seguir sus sueños.
Fue en un diplomado que comenzaron a cocinarse las historias y tuvieron grandes retos cuando su numeroso grupo se redujo sólo a cinco.
Sauce comentó que con ayuda de un tarot le dió personalidad a sus personajes. La historia se reescribió ocho veces.
Hernández Mejía señaló que hay calidad en lo que se produce en la entidad y potencial. Por su parte Ari Maldonado, quien fungió como directora de fotografía, expresó su emoción de llevar la cámara; “los sueños tardan en cumplirse pero sí se logran” y Solares agradeció la oportunidad de estar en foto y sonido.