Por: Dra. Patricia Catalina Medina Pérez

La pobreza energética puede definirse como la capacidad limitada a servicios de energía, asociada con una condición económica precaria (García y Graizbord, 2016). En México, la cobertura de infraestructura eléctrica en el país alcanza un 99 por ciento, a pesar de ello la pobreza energética afecta a una significativa parte de la población. Es un problema común en áreas urbanas y rurales, espacios donde las condiciones de vivienda inadecuada y el acceso a recursos varían de forma considerable por factores sociales, culturales y económicos.

Como parte del proyecto de investigación “Estudios socioambientales. Vulnerabilidad socioambiental en México”, desarrollado en El Colegio del Estado de Hidalgo, se construyó el Índice de Pobreza Energética por Localidad (IPEL), el cual analizó variables territoriales y ambientales a partir de información censal.

Gracias al enfoque territorial con el cual se abordó la investigación es posible determinar cómo la pobreza energética se presenta de forma desigual en el territorio hidalguense. Gracias al empleo de Sistemas de Información Geográfica (SIG), los principales resultados revelan que la presencia de infraestructura eléctrica varía de manera significativa entre las localidades de Hidalgo. El 11.26 % de las localidades viven en pobreza energética alta y muy alta; las regiones que presentan localidades con mayores niveles de pobreza energética se ubican en el este y noreste del estado en la Sierra de Tenango, Huasteca y Sierra Alta; mientras que las localidades con menor pobreza energética (Muy Baja) de todo el estado, se agrupan en el sur-sureste, principalmente en las regiones de Pachuca y Tulancingo.

Además, la investigación expone la influencia del cambio climático en la pobreza energética, en un contexto en el cual sólo el 15% de la población tiene acceso a fuentes de energía limpias. En este contexto de desigualdad, las demandas energéticas de la población agravan la delicada situación social de las familias debido a que, frente a una infraestructura insuficiente y limitadas condiciones de ingreso, se compromete la calidad de vida de las personas y provoca problemas de salud, al recurrir a opciones más contaminantes como la combustión de leña para la calefacción de los hogares.

Al existir pocos trabajos en la literatura que hablen acerca de la pobreza energética, resulta pertinente abordar esta temática, no sólo porque contribuye a la comprensión del fenómeno en el contexto mexicano, sino que también visibiliza las dificultades que enfrenta una gran parte de la población hidalguense para acceder a servicios energéticos adecuados.

Además, es importante exponer la necesidad de políticas públicas que aborden la pobreza energética de manera integral, tomando en cuenta las características de cada región y la urgencia de garantizar un acceso equitativo a los servicios energéticos que mejoren la calidad de vida de las comunidades más vulnerables.

Tomado del trabajo titulado: “Pobreza energética y cambio climático. Un análisis territorial en las localidades de Hidalgo”, disponible para su descarga en: https://doi.org/10.59307/LBEstudiosSocio2024.

*Dra. Patricia Catalina Medina Pérez
Profesora investigadora*
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