Por Ricardo Del Valle

Sí, leíste bien.
Aunque los conceptos de BUENO y MEJOR parezcan acepciones afines y hasta complementarias entre sí, la verdad es que éstos significados han ido cambiando (¿involucionando?) a través de los tiempos.
Y deja me explico mejor: Cuando, por ejemplo, tú decides hacer algo genuinamente cotidiano, como ver la televisión, siendo esto dentro de un tiempo adecuado, en el afable espacio de tu cálido hogar, de verdad que puede verse como algo bueno. Pero… ese tiempo empleado (que además es irrecuperable), puede compararse con momentos de calidad entre charlas y sonrisas con tus seres queridos?

Incluso, yéndonos a un mejor escenario, cada que tú tienes la intención de crear algo positivo en ti… eso también es algo BUENO!

Pero cuando sólo se queda en un simple y llano propósito, ahí se convierte nuestra idea en el mismo antagonista de justamente lo MEJOR, es decir, que al ya no pasas concretamente esa sana pero simple aspiración a la puesta en acción, sólo se queda
en bello propósito.

Desde hace ya miles años se nos ha enseñado que si nuestro pensamiento es instruido científica y hasta teológica de forma correcta y profunda, esto es algo totalmente BUENO, empero jamás podremos trascender lo aprendido si en ningún momento lo empujamos con algo MEJOR, es decir, con la aplicación práctica hacia ésa
intención.

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El verbo, es decir la ACCIÓN de nuestros pensamientos, es justo ese diferenciador entrelo BUENO y lo MEJOR.
Luego entonces (y disculpa mi atrevimiento) permíteme preguntarte:
¿Qué fue lo último BUENO que tan solo hasta ayer en la noche hiciste?
Y ahora con una auténtica y sincera reflexión tuya dime:
Qué hubiera sido lo MEJOR de ese mismo momento bueno, que pudiste haber hecho?
Entre lo BUENO y lo MEJOR, sólo existe una pequeña puerta.
Abre esa puerta con la llave de tu VOLUNTAD y verás cómo tu propio destino cambiará a tu favor.