Por: Ricardo Del Valle
Aunque suene muy extraño, es algo que para muchos de nosotros (y en toda la historia de la vida del hombre) nos ha llegado a pasar por nuestras mentes.
Sin salirnos de nuestro país, en la época prehispánica, aztecas y mayas, hacían sacrificios humanos con fines ritualísticos para el éxito en la guerra ó en la agricultura.
Qué falta habrían cometido ésas personas para privarlas de su vida?
Evidentemente ninguna. Nacieron en un tiempo y en una época fatídicos para ésos “elegidos” (víctimas).
Pero regresando al día de hoy, al referirnos a “vivir”, no tan sólo nos referimos al funcionamiento fisiológico natural que tenemos, sino además a la calidad de nuestra existencia.
Y es que parece ser que a diferencia de aquellos tiempos antiguos, ahora sólo han cambiado los propósitos, los verdugos y las formas, porque ahora somos sólo nosotros, quienes nos sentimos empujados por situaciones que nos ponen a reflexionar sobre el objetivo de nuestra propia existencia.
Pero es que acaso estemos exagerando sobre nuestros problemas cotidianos que nos lleva a detenernos y entonces a reflexionar sobre nuestro propósito de vivir?
Ó será que sí poseemos realmente nosotros un infortunio de problemas de peso que nos lleve a dicha conclusión?
Vayamos por partes…
Es bien cierto que nadie de nosotros tenemos la capacidad omnisciente (el poder de conocer todas las cosas reales y posibles) para crear desde antes de nacer un entorno utópico en el cual nuestro paso por la vida sea perfecto y fructífero. Por consiguiente, cada uno de nosotros “tendríamos” al momento de nacer, una especie de “destino” escrito no por nosotros ni por una Entidad Divina, sino por las condiciones propias de nuestro entorno.
Luego entonces, si yo nací en la pobreza, estoy “destinado” a seguir en ése medio?
O si yo nací en la opulencia, jamás conoceré las carencias?
Definitivamente aunque el punto de partida, sea muy claro y por consiguiente augure ésa misma continuidad, lo cierto es que todos tenemos una capacidad ( e incapacidad en otros casos) muy dentro de nosotros que al despertarla ó aletargarla, propicia invariablemente un cambio profundo que nos irá haciendo evolucionar al paso de nuestra vida.
A diferencia de todas las personas que en el pasado estaban sus vidas en manos de otros, nosotros si podemos tener el CONTROL de nuestras vidas, y hacer de ella lo que nos plazca.
Así es: Control es la clave!!!
En el mejor de los casos, es Autocontrol, en otros, es un Control asistido por alguien (un familiar, un amigo etc.) pero sea cual sea el caso, se trata de la forma con la cual podemos direccionar (con conciencia) correctamente nuestro actuar y al hacerlo, tendremos un resultado totalmente positivo y favorable.
Y si ya sabemos cual es la clave… entonces porque no la empleamos?
La dificultad de pasar de la teoría a la praxis, radica fundamentalmente en otra pieza base: el Hábito.
Con un correcto y saludable Hábito, es como podemos tener como consecuencia inmediata una vida felizmente sana.
Pero toda pirámide necesita de un gran cimiento sólido, y en nuestra camino por alcanzar una vida completa y satisfactoria, ocupamos de un gran y solido sostén:
La Voluntad.
El principio de una maravillosa vida, sea cualesquiera nuestra situación que en éste momento prevalezca, es justamente la Voluntad.
La VOLUNTAD es el motor que echará a andar nuestro auto que se llama HÁBITO y que será conducido por el piloto denominado CONTROL
Son éstos tres factores que utilizados en éste mismo orden, no sólo harán de nuestra vida una experiencia excelsa y satisfactoria, sino que además, estaremos cumpliendo con el propósito para el cuál le otorgo el Universo vida al hombre… Reconocerlo.
Recuerda:
VOLUNTAD + HÁBITO ⇒ CONTROL
Es cuanto.