Por: Dr. Pastor Badillo Flores

“La vejez no es una enfermedad, es la fuerza y la supervivencia, el triunfo sobre toda clase de vicisitudes y decepciones, pruebas y enfermedades”
Maggie Kuhn

En cuanto a la pobreza y su relación con las personas adultas mayores en México, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) ha identificado que la población mayor de 65 años enfrenta una alta vulnerabilidad económica y social. En 2020, el 37.9 por ciento de las personas mayores se encontraban en situación de pobreza, una mejora en comparación con el 43.2% en 2018. Sin embargo, persisten retos, como el rezago educativo, que afectaba al 49.1% de esta población en 2020, y el acceso a la seguridad social, donde un 28.8% carecía de ella. El apoyo económico a través de pensiones no contributivas como el Programa Pensión para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores ha beneficiado a gran parte de esta población.

La situación de las personas adultas mayores en México y en muchas otras partes del mundo refleja una problemática compleja y multifacética, su vulnerabilidad no radica solo en el envejecimiento biológico, sino que también enfrentan factores económicos, sociales y culturales, que combinados afectan profundamente a la calidad de vida de este grupo poblacional y su entorno no siempre está preparado para atender sus necesidades integrales.
Uno de los problemas más visibles es el acceso limitado a servicios de salud adecuados. El envejecimiento conlleva una mayor incidencia de enfermedades crónicas como diabetes, hipertensión, padecimientos cardiacos, problemas auditivos y visuales, así como un deterioro progresivo en su movilidad y función neurocognitiva, a pesar de esto muchos adultos mayores no reciben la atención médica adecuada a sus padecimientos. En gran parte esto se debe a que en muchos casos los sistemas de salud no están diseñados para atender de manera efectiva las necesidades particulares de los adultos mayores quienes ante sus enfermedades crónicas requieren un tratamiento especializado y constante.

La gravedad de la situación aumenta cuando consideramos que a pesar de los avances en el sistema de salud se ha visualizando que la cobertura es desigual y los adultos mayores con necesidades complejas pueden encontrarse en largas listas de espera, con falta de especialistas o costos elevados en sus tratamientos, lo que agrava sus condiciones de vida y limita sus posibilidades de envejecer con dignidad, un ejemplo de ello puede notarse especialmente en las zonas rurales o en condiciones de pobreza, en donde carecen de acceso a servicios de calidad.

Además de la salud, el aislamiento social es otro factor clave que afecta el bienestar de los adultos mayores, a medida que las personas envejecen, experimentan cambios en sus redes sociales, esto debido a su jubilación, perdida de amigos, conyugues o su movilidad limitada, así aumentando los estereotipos negativos entorno a la vejez, por ejemplo, el que los percibe como una carga o como individuos que ya no tienen nada que aportar, esta visión no solo es injusta sino que refuerza la exclusión. Este problema no solo afecta la calidad de vida de las personas mayores, sino que también puede traerles problemas emocionales como la depresión, la ansiedad y el aumento del riesgo de deterioro neurocognitivo. Esto se ve agravado debido a la falta de espacios públicos accesibles o programas que promuevan la inclusión de las personas adultas mayores, quienes muchas veces se sienten alejados de la vida social y la toma de decisiones en sus comunidades.
Otro de los problemas se encuentra en el aspecto económico, en México las pensiones suelen ser insuficientes para satisfacer las necesidades básicas y en el caso de aquellos que siempre mantuvieron un trabajo informal este problema es aún más grave, dando como resultado una dependencia económica o peor aún se ven obligados a seguir trabajando con condiciones precarias, suidos mal remunerados y actividades físicamente exigentes para su avanzada edad. Es así que no solo deben enfrentar sus problemas socioeconómicos sino que esta condición también afecta su capacidad para acceder a atención médica o tener una alimentación adecuada.

La problemática de los adultos mayores también está dirigida a la necesidad de mejorar la infraestructura y los servicios públicos para este grupo poblacional. Las ciudades y espacios públicos normalmente están diseñados sin tener en cuenta las necesidades de los adultos mayores lo que limita su capacidad para participar en la vida comunitaria. Además el transporte público no siempre es adecuado para personas con capacidades físicas diferentes lo que las aísla más y reduce su autonomía.

En este escenario las políticas públicas juegan un papel muy importante, ya que es necesario retomar un enfoque integral que no solo tome en cuenta las necesidades económicas de los adultos mayores sino que también se debe promover el acceso a servicios de salud adecuados y de calidad, así como también ver por su inclusión social y participación activa en sus comunidades. También es importante dejar de lado los estigmas con respecto a la vejez, se debe dejar de pensar y tratarlos como una carga, y comenzar a reconocer su valor como individuos con derechos y con capacidad de contribuir al bienestar de la comunidad. Es crucial implementar políticas públicas que promuevan el envejecimiento activo, ofrezcan redes de apoyo y ayuden a mejorar su participación en la vida comunitaria.

El envejecimiento no debería de verse como un sinónimo de carga o decadencia, sino como una etapa más de vida, que con apoyo adecuado puede ser vivido con dignidad, independencia y participación activa. Los problemas que enfrentan los adultos mayores día a día no es un tema que deba ser ignorado, ya que es una cuestión que no solo afecta a quienes ya han alcanzado la vejez, sino que a todos los individuos, debido a que es una etapa por la que todos eventualmente deben pasar, es así que garantizar una vejez digna no solo es trabajo de la seguridad social sino que también una responsabilidad moral de toda sociedad que valora a sus miembros en todas las etapas de la vida.

*Dr. Pastor Badillo Flores
Investigador posdoctoral en El Colegio del Estado de Hidalgo*
*María Fernanda Longinos Ávila
Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo*
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