Con música prehispánica y la exposición de un altar, Osvaldo Sterpone, delegado del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) presentó a infantes de la primaria “Vicente Guerrero” la composición de un altar de muertos en la Altiplanicie Pulquera.
Cada año el instituto realiza una investigación para conocer cómo se montan los altares en cada región y esta en específico tiene una “vinculación muy grande del campo hacia el culto a los muertos”, afirmó la curadora Stephany Espinosa Guerrero.
Comentó que dicho altar no lleva arco como en la Huasteca, sino que todos los elementos: la comida, principalmente derivada del maguey y del maíz, y las calaveras de cartón, se colocan en una mesa.
“No hay dulces contemporáneos , hay dulce de camote, chilacayote en pipián y “burritos” que son a base de maíz azul”, comentó la curadora.
También se colocan diversos objetos personales de los difuntos como el sombrero, mandil y herramientas del campo y frente al altar son colocadas un conjunto de velas de cebo en el lomo de una penca de maguey, una cruz de cal y un sahumerio con copal, aunque en algunas ocasiones este última era sustituido por plantas como romero,ruda y pericón para quemarlas y con ello hacer humo aromático
«Adornan con jarrones con flores de pata de león, cempaxúchitl, nube y todas aquellas flores silvestres que se recolectan de los campos aledaños a la casa»
El chilacayote es usado para pedir calaverita en las regiones de Apan, Almoloya y Tepeapulco. Tras vaciar la pulpa de esta fruta le tallan ojos y colocan velas dentro.
Comentó que dos de los elementos que se han hecho más presentes en los altares son la cerveza y los cigarros, la bebida vino a competir directamente con la industria pulquera.
“Han cambiado elementos, pero el sentido comunitario de perdurar esta tradición y recordar a los difuntos sigue en pie”
La exposición estará abierta al público hasta el 31 de octubre, en un horario de 10:00 a 18:00 horas, en el edificio ubicado en la iglesia de San Francisco.