Por: Ricardo Del Valle
En el lejano Oriente, en Japón, Ikigai es una palabra que encierra mucha enseñanza. Está compuesta por Iki que significa “vida”, y kai ó gai que significa “la realización de lo que uno espera”.
Así, Ikigai es el elemento que motiva a las personas a buscar por lo que vale la pena vivir, pues aunque aparentemente pensemos que no se tenga de momento la felicidad completa en sí, promueve su búsqueda y ya en ése camino, va reconfortando el corazón de quién lo hace.
Y es que en nuestro ajetreado día a día, se nos va olvidando los anhelos de la vida que nos motivan a la felicidad y a desear despertar cada mañana con alegría.
Y es que es vital tener siempre una finalidad en la vida, pues crear, reconocer y cumplir cualquier de nuestras aspiraciones por más pequeñas que éstas sean, nos mantienen con aliciente permanente para que de una manera consciente ó hasta subconsciente, nos mantengamos ansiosos de continuar feliz y sanamente caminando por el mundo.
Además, el anhelo de vivir por medio de la gran inspiración que dan las metas, ha demostrado que tiene una relación directa con la longevidad, pues justamente, la felicidad que genera hace que ciertos tipos de enfermedades comunes no existan dentro de nosotros.
Conocer el sentido especial y único de nuestra vida puede ser algo muy profundo y hasta complejo, pues muchas de las veces al no reparar nosotros en ésta introspección, no tenemos ninguna respuesta a tan semejante incógnita lo que en muchos de los casos suele llevar a las personas a la Depresión.
Hay una gran diferencia entre tener y cumplir con nuestras obligaciones (ya sea como hij@ en a casa, como estudiante en la escuela, como espos@ con la familia, como padres, como trabajadores, etc) con aquellas genuinas Aspiraciones propias que nos hacen pensar y actuar de cierto modo en la vida para así cumplirlas con ilusión y júbilo.
El tener un propósito para vivir, no solo nos estimula para una vida alegre, sino que nos prepara para enfrentar mejor todas las vicisitudes de la vida, ésos golpes y malos momentos que se nos presentan en los procesos oscuros que inevitablemente nos acompañan a TODOS los seres humanos.
Si descubrimos ése compromiso de búsqueda, nos llenará si ó sí de satisfacción y de sentido a nuestra vida.
Ahora te pregunto… ¿Cuál es tú razón de vivir? Comprar una casa, adquirir unos tenis, tener cierta prendas de vestir, un reloj, y dejando aún lado lo material (que es muy válido y que se trata de nuestra parte Mental) que le hace falta a tú corazón? Una pareja? Un hijo?
No olvides por favor poner en tu lista de aspiraciones, también propósitos que llenen tu parte espiritual, y ojo, si bien es muy cierto que aunque acudas con frecuencia o no a algún centro religioso, sea la fé que sea que profeses, la espiritualidad difícilmente la encontrarás ahí, pues no se encuentra en edificios de madera y piedra, si no está: dentro de tí !!!
¿No me creés? ¿Quieres ver y hasta sentir ésa espiritualidad viva?
Cada vez que ayudas bien, a una persona en situación de calle, conectas con los Divino. Cuando donas sangre, en ése momento ensamblas con el Creador. Al brotar desde el fondo de tu corazón una sonrisa a alguien que no conoces, ahí estas conectando con el cielo.
El Mártir del Gólgota nos dejó ésa enseñanza, en la que sólo se da esa comunión con el Cielo a través de un solo acto… Amor.
Metas, estoy segurísimo que tienes muchas, búscalas, encuéntralas, y sobre todo… disfruta el trayecto! , pues más que esperar que la felicidad se encuentre solamente hasta llegar al objetivo, la verdadera satisfacción está disfrutar: todo el trayecto.
Es cuanto.