Por Aidée Cervantes Chapa
Con la amplia difusión mediática de casos de agresión brutal hacia las mujeres, cómo el sufrido por la joven estudiante de enfermería Melanie Barragán, a manos de su novio Cristhian de Jesús, hoy prófugo de la justicia; seguimos padeciendo los resabios del machismo y el patriarcado, como dos formas dominantes de organización y comportamiento, que se basan en la idea de que lo masculino es más valioso que lo femenino.
Estas ideas erróneas han generado en nuestra sociedad enormes desigualdades y discriminación hacia las mujeres, las cuales desembocan muchas veces en actos de violencia y en casos extremos, en feminicidios; de ser frecuentes, se corre el riesgo de que se normalicen.
Lo masculino siempre se ha asociado con la violencia, el dominio y la fuerza; se tiene la idea de que los hombres son los que proveen a la mujer y desde niños les enseñan que deben actuar de acuerdo a ciertos estereotipos de subordinación de lo femenino. Por ello, la relación entre la violencia y la masculinidad constituye un serio problema de desigualdad de género.
¿Qué podemos hacer para transformar esta realidad lacerante? En opinión del profesor investigador de Sociología y Demografía de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), Carlos Mejía Reyes, el concepto de nuevas masculinidades aporta diferencias sustanciales con el modelo tradicional, como es lograr en las relaciones de género: la horizontalidad, el consenso y la igualdad.
También las nuevas masculinidades, deben ser fomentadas en las nuevas generaciones de hombres, para erradicar su falsa visión, que se asocia tradicionalmente con que deben ser: «fuertes», «rudos» y «violentos», así como feos, fuertes y formales.
Hombres y mujeres, debemos de luchar por adoptar una mejor perspectiva en nuestras relaciones, libre de agresiones, de violencia y de luchas de poder.