Por: Alfonso Padilla Vivanco 

El premio Nobel de Física, Joseph John Thomson (1856-1940), alguna vez dijo que
“la investigación en ciencia aplicada conducía a reformas, mientras que la investigación en ciencia pura conducía a revoluciones.” Quizás por ello, es que la científica Marie Curie investigó la misteriosa radiación que emiten los elementos radiactivos y se convirtió en la primera mujer en llegar a la cima de su profesión, ganando a lo largo de su vida, dos Premios Nobel.

El impacto de sus descubrimientos sobre sustancias radiactivas y las radiaciones ionizantes son ampliamente usadas en la medicina, la industria y la agricultura. En las áreas médicas, el uso de radiaciones ionizantes se aplica en técnicas de radiodiagnóstico, radioterapia y medicina nuclear. En reconocimiento a sus descubrimientos, y por orden del expresidente francés François Mitterrand, el 20 de abril de 1995, en Paris, Francia, sus restos mortales de ella y su esposo, fueron trasladados de una tumba familiar al Panthéon de París. Por cierto que este monumento está ubicado en el barrio latino.

En ese emblematico lugar descansan los restos de hombres y mujeres destacados en áreas de la ciencia, el arte, la literatura, la filosofía, y otras áreas del conocimiento. Algunas de estas personalidades son: Voltaire, Rousseau, Victor Hugo, Émile Zola, Alexandre Dumas, Jean Jaurès, Jean Moulin, Louis Braille, Jean Monnet, Sadi Carnot, Pierre y Marie Curie, André Malraux y el arquitecto del Panteón, Soufflot.

Cuando Marie Curie empezó sus investigaciones, entró a un mundo dominado por el genero masculino, la ciencia para la época de Madame Curie, era un espacio reservado solo para los hombres, por lo que los logros de Marie, son ahora un símbolo del difícil camino realizado por las mujeres en la ciencia. La historia de Madame Curie se remota al año 1891, ella de origen polaco, su nombre Maria Skłodowska, llegó a Paris a los 23 años, fue a estudiar física y matemáticas. Lamentablemente, en su ciudad natal, Varsovia, esas cosas estaban prohibidas a las mujeres. Tras finalizar sus estudios en Paris, se casó con el físico Pierre Curie. Juntos investigaron un fenómeno que Henri Becquerel descubrió en 1896: la extraña radiación invisible emitida por el metal pesado uranio. Los Curie encontraron otras sustancias que emiten la misma radiación, y en el año 1898, Marie dió un nombre a la propiedad subyacente conocida como: radiactividad. En ese mismo año los Curie, investigaron otros compuestos del uranio que son altamente radiactivos. Por lo que descubrieron dos elementos químicos más con alta intensidad de radiación; a uno de ellos lo llamaron radio y al otro polonio, en honor a la tierra natal de Marie.

En el año 1903, los Curie recibieron el Premio Nobel de Física junto con Antoine Henri Becquerel, este reconocimiento a sus logros fue aplaudido por sus colegas. Marie Curie se convirtió en profesora de la Sorbona de París tras la muerte de su marido, en 1906, quien, por cierto fue la primera mujer en ocupar ese cargo. En el año 1911, también fue convirtió la primera investigadora en recibir un segundo Premio Nobel, pero esta vez en química, por el descubrimiento de los dos elementos: Radio y Polonio. Madame Curie creó un centro de investigación sobre los fenómenos de la radiactividad: su trabajo ha constituido la base para el desarrollo de la radioterapia contra el cáncer. Más tarde, Irène Joliot-Curie, su hija con Pierre Curie, también recibe el Premio Nobel de Química en 1935 junto con su marido Frédéric Joliot. Tristemente, Madame Curie, no pudo ver el premio que recibió su descendiente, debido a que murió en 1934 a la edad de 66 años, probablemente como resultado de su trabajo de décadas con sustancias radiactivas. En aquel momento nadie sabía del peligro que representaba la radiación.

Además de Madame Curie, muchas otras mujeres han aportando descubrimientos a la ciencia, entre ellas la matemática Hypatia (370-415 d. C.); la naturalista Hildegard von Bingen (1089-1179); la precursora de la tecnología de la información Ada Lovelace (1815-1852); la profesora de matemáticas Sofja Kowalewskaja (1850-1891) quien aportó al área de ecuaciones diferenciales; la premio nobel de Medicina Gerty Theresa Cori (1896-1957) por sus descubrimientos sobre el uso de los hidratos de carbono por el cuerpo humano; la médico Rita Levi-Montalcini (1909-2012) por su explicación sobre el crecimiento de los nervios en el cuerpo humano. Tres de las grandes cientificas del siglo XX, son Rosalind Franklin (1920-1958) por su importante papel en el esclarecimiento de la estructura del ADN, la bióloga y premio nobel de Medicina Christiane Nüsslein-Volhard (1942) quien al realizar experimentos con moscas de la fruta, descubrió cómo los genes controlan el desarrollo embrionario, y finalmente, Linda B. Buck (1947) quien investigó el sentido del olfato. Esta estadounidense fue galardonada con el Premio Nobel, por identificar que receptores de la nariz absorben moléculas aromáticas y provocan así las sensaciones. Estos son algunos ejemplos de mujeres que han aportando a la ciencia, con sus investigaciones y descubrimientos.

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Universidad Politécnica de Tulancingo. alfonso.padilla@upt.edu.mx