Por: Jorge Esqueda 

La guerra comercial iniciada en 2018 por el entonces presidente estadounidense Donald Trump contra China tendrá una nueva fase a partir del 20 de enero de 2025, según ha anticipado el reelecto mandatario. Pero, ¿las armas políticas funcionarán esta vez? Hasta ahora, no han dado los resultados esperados, mientras varios países asiáticos siguen adelante.

Y México en medio

La memoria nos dice que, al menos desde George W. Bush, Estados Unidos ha estado imponiendo aranceles a productos chinos bajo acusaciones de dumping (precios de venta inferiores a los costos de producción) o de subsidios estatales a productos de exportación. En pocas palabras, prácticas desleales de comercio, sin olvidar las frecuentes acusaciones de piratería a los productores chinos en diversos sectores.

Sin embargo, nada ha frenado a China, ni siquiera la pandemia de COVID-19, que en términos económicos mostró la interdependencia global en la producción de bienes. La interrupción de las exportaciones chinas dejó en evidencia esta realidad.

La pandemia fue, en cierto sentido, una tregua y una oportunidad para esclarecer el lugar de cada economía en el mundo. Tras la recuperación, la guerra comercial se reinició.

Hoy, las más recientes Perspectivas Económicas del Fondo Monetario Internacional (FMI) reflejan que las naciones asiáticas en desarrollo tendrán tasas de crecimiento económico más altas que las de Estados Unidos y América Latina.

Para este año, se prevé que China crezca un 4.8 %, aproximadamente la mitad de su tasa antes de la pandemia, y un 4.5 % en 2025. Vietnam mantiene una estabilidad con un crecimiento del 6.1 % tanto este año como el próximo, superado por Mongolia, que registra un crecimiento preliminar de 5.5 % y un pronóstico de 7.0 % para los próximos doce meses. India, a pesar de una leve desaceleración, muestra un panorama positivo: del 8.2 % en 2023, al 7.0 % preliminar de este año y un esperado 6.5 % en 2025.

Es evidente que toda una región, la asiática, está superando a Occidente. Por ello, no tiene sentido señalar únicamente a China como la causa de todos los problemas.

Las razones de este auge asiático son objetivas, aunque poco discutidas, y también lo son las causas del retraso de Occidente, particularmente de Estados Unidos, en términos económicos.

Para completar el análisis, observemos las cifras del FMI para nuestro continente: América del Norte tiene un crecimiento preliminar de 2.5 % este año y un pronóstico de 2.1 % para 2025, mientras América del Sur espera un 1.8 % con una recuperación al 2.7 % en el próximo año.

América Central, excluyendo el Caribe, supera a ambas regiones con un crecimiento del 3.8 % tanto este año como el próximo. El Caribe, por su parte, registra un impresionante 11.9 %, aunque se espera que disminuya al 5.5 %, cifras atribuibles en gran parte al turismo.

Reflexión final

La guerra comercial contra China se asemeja a la visión de México respecto al fentanilo: las estrategias políticas diseñadas desde una perspectiva limitada, exacerbadas en el gobierno trumpista, no han funcionado. Si continúan aplicándose del mismo modo, no tienen por qué hacerlo.

El país asiático y otras naciones en desarrollo de esa región seguirán creciendo, mientras que Estados Unidos permanecerá atrapado en el estancamiento de su sociedad, dependiente de sustancias y con dificultades para enfrentar los desafíos globales.

Correo: j_esqueda8@hotmail.com