10 de diciembre Día Estatal de los Derechos humanos y el combate a la discriminación
Cada 10 de diciembre, Hidalgo se une a la conmemoración global del aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, con un día dedicado no solo a reflexionar sobre el respeto a estos derechos fundamentales, sino también a reforzar el compromiso colectivo en la lucha contra la discriminación. Este día, instituido como el Día Estatal de los Derechos Humanos y el Combate a la Discriminación, es una oportunidad para recordar que la igualdad, la justicia y la dignidad humana deben ser principios que guíen nuestra vida en sociedad.
La Ley de Derechos Humanos del Estado de Hidalgo establece la importancia de esta fecha como un momento clave para realizar actos de promoción y difusión de los derechos humanos. Estas actividades no solo buscan informar, sino también generar conciencia sobre las problemáticas que aún persisten, como el acceso desigual a la justicia, la exclusión de grupos prioritarios y la normalización de la discriminación en diversas formas.
En este marco, destaca la creación de la Medalla al Mérito en la Promoción y Defensa de los Derechos Humanos, la Aurora de Plata es un reconocimiento para aquellas personas activistas, organizaciones o colectivos que han dedicado su labor a la defensa de los derechos fundamentales en el estado. Esta precea simboliza la relevancia de las acciones concretas en la construcción de una sociedad más justa e igualitaria. Sin embargo, la medalla no debe ser solo un homenaje aislado, sino un recordatorio constante de que el trabajo en pro de los derechos humanos es una tarea permanente que requiere la participación de todas las personas y niveles de gobierno.
En este año, el Consejo Consultivo de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Hidalgo, analizó las postulaciones que se recibieron y determinó entregar la Medalla a la excelencia humanista al Colectivo TIBETCITO A.C. que encabeza el Dr. Miguel Fernando Cruz Arroyo.
Tibetcito es un movimiento social nacido en el estado de Hidalgo, comprometido con la humanización de los servicios profesionales y la transformación de los entornos donde las personas más vulnerables necesitan dignidad, empatía y apoyo. A través de su proyecto insignia, TibetClown, esta iniciativa ha logrado posicionarse como un referente en la promoción efectiva de los derechos humanos, el combate a la discriminación y la generación de espacios inclusivos.
Sus ejes son:
* Humanización de Servicios Profesionales: Tibetcito ha implementado un modelo basado en la dignidad y el respeto, interviniendo en hospitales, casas hogar, centros educativos y comunidades. Este trabajo ha permitido reducir barreras sociales y culturales, fomentando un trato humano que respeta y valora a cada persona en su totalidad. Su impacto directo en hospitales es de más de 28,000 personas beneficiadas en el último año a través de visitas regulares al Hospital ISSSTE, Hospital General de Pachuca, Hospital Materno Infantil, entre otros.
Programas como «Mamá Canguro» en la Casa Cuna de Hidalgo, promoviendo vínculos afectivos y el apoyo emocional.
* Capacitación y Sensibilización: Tibetcito ha llevado a cabo talleres y capacitaciones dirigidas a profesionales de la salud, cuidadores y voluntarios, con énfasis en el trato digno, la empatía y la inclusión.
En colaboración con instituciones académicas como la Universidad La Salle, han implementado programas educativos que sensibilizan a futuras generaciones en la importancia de la humanización y los derechos humanos. En el ultimo año realizaron tres capacitaciones para voluntarios, formando a más de 90 nuevos agentes de cambio.
* Combate a la Discriminación e Inclusión: A través de actividades recreativas, talleres de sensibilización y visitas, Tibetcito ha trabajado para erradicar la discriminación, promoviendo entornos donde la diversidad sea valorada y respetada.
Así, el 10 de diciembre no es solo una fecha para recordar, sino un momento para actuar. El compromiso con los derechos humanos y la lucha contra la discriminación debe ser permanente, porque una sociedad verdaderamente inclusiva y respetuosa no se construye en un día, sino con trabajo diario, voluntad política y, sobre todo, con la firme convicción de que la dignidad humana es innegociable.