Como parte de las numerosas fiestas que los antiguos pueblos indígenas de México dedicaron a sus dioses, encontramos el panquetzaliztli cuyo significado es “Erección de Banderas”, festividad dedicada a la deidad Huitzilopochtli, dios de la guerra y advocación solar.
De acuerdo con los calendarios Tonalpohualli y Xiuhpohualli se celebraba durante el solsticio de invierno, fecha con la que se iniciaba el año solar.
El cronista y fraile franciscano Fray Bernandino de Sahagún refiere, en el capítulo 02 de su crónica conocida como “Historia General de las Cosas de la Nueva España”, que se realizaba una festividad durante la veintena de panquetzaliztli, ciclo de fiestas donde se celebraba el nacimiento del dios Huitzilopochtli.
La fiesta del “panquetzaliztli”, iniciaba al segundo día de iniciado el mes, con cantos y bailes en la pirámide a la deidad solar ubicada en el Templo Mayor. Durante los siguientes días se realizaban danzas y cantos hasta llegar al día veintiuno, cuando el sacerdote llamado Topiltzin Quetzalcóatl bajaba de la pirámide de Huitzilopochtli la efigie del dios Painal, imagen realizada con una masa conocida como tzoalli, que estaba hecha a base de huauhtli, “amaranto” y miel.
Bernandino de Sahagún refiere que esta imagen de amaranto era del tamaño de una persona, que era realizada en el barrio de Itepéyoc, en donde durante toda una noche cocían la tzolli y después formaban las figuras de amaranto, que eran llevadas en palmas hasta la pirámide de Huitzilopochtli.
La otra parte de la ceremonia era el “empapelamiento”, combate ritual donde se enfrentaban dos bandos de personas destinadas al sacrificio; “los surianos” y los “bañados”, en palabras del historiado Alfredo López Austin, especialista en cosmovisión mesoamericana y autor del artículo “Viaje de Páinal, “empapelamiento”, carrera de los tlachialoni y conducción de la Serpiente de fuego” : “El combate era real y las armas verdaderas; caían muertos en el combate los destinados al sacrificio, o eran capturados y sacrificados ahí mismo por sus contrarios”.
Por último, se hacía descender una figura de una gran serpiente de papel, la cual bajaba de la cúspide de la pirámide de Huitzilopochtli para terminar en la hoguera del lugar llamado Cuauhxicalco, dentro del recinto del Templo Mayor.
El amaranto fue durante la época prehispánica un alimento importante para la dieta del hombre, en diversas crónicas españolas se le nombra bledo, ajedrea o armuelle, de acuerdo con Ana María Velasco Lozano, maestra en ciencias antropológicas y autora del artículo “los cuerpos divinos el amaranto, comida ritual y cotidiana” el amaranto se utilizaba en las fiestas del calendario ritual para dar forma a numerosas deidades y objetos rituales.
El Páinal “corredor” era una representación de Huitzilopochtli, que era usada para el recorrido que se hacía partiendo del Templo Mayor, pasando por Nonoalco, Chapultepec, Coyoahuacan e Iztacalco llegando al mismo punto de partida.
Dicho ritual era iniciado con el sacrificio de dos personas en honor a la deidad Amapan y dos en honor de Huappatzan, dioses del juego de pelota.
Las fiestas son el reflejo de la profunda religiosidad que tenían los antiguos mexicanos, quienes dedicaban la mayoría de sus recursos materiales y económicos en su realización.