Alfonso Padilla Vivanco

Comentarios sobre la formación de planetas en el sistema solar

Los mayores logros de la humanidad han llegado de la mano de los astrónomos. Desde el momento en que la humanidad aceptó que la Tierra no era el centro del universo, hemos estado aprendiendo lección tras lección sobre nuestra inconsecuencia cósmica. Edwin Hubble se basó en las mediciones de brillo con candelas estándar de Henrietta Swan Leavitt, por lo que determinó que los cuerpos que se creía que eran nebulosas estelares en nuestra propia galaxia eran, de hecho, otras galaxias mucho más lejanas. También midió los desplazamientos al rojo de las galaxias distantes: es decir, hasta qué punto cambia la frecuencia de su luz a medida que se alejan de nosotros, o sea que su longitud de onda se estira esencialmente. Con esta medición, también determinó que todo el universo se está expandiendo y que las galaxias más distantes son las que se mueven más rápido.

Este hallazgo, a su vez, señaló el camino hacia la idea más primaria de todas: que el universo comenzó con un Big Bang, cuya energía todavía está haciendo que todo lo que hay en él se aleje de ese antiguo punto central. La idea de que la Tierra es solo una mota más de escombros cósmicos, que sigue siendo arrojada hacia nosotros por una única explosión hace mucho tiempo, puede ser la más sorprendente de todas, pero es la que nos ha hecho más inteligentes que nunca.

De acuerdo con investigaciones realizadas por la NASA, nuestro sistema planetario se formó a partir de una densa nube de gas y polvo interestelar, nube que previamente vagaba por el espacio. Después de unos cuatro mil quinientos millones de años, esa nube colapsó, posiblemente debido a una onda de choque proveniente de una estrella cercana que había explotado y que se había convertido en una supernova. Por otra parte, los planetas de nuestro sistema solar surgieron hace unos cuatro y medio millones de años, a partir de un disco protoplanetario compuesto de gas y polvo que rodeaba al joven Sol. Lo que indica que nuestro planeta creció hasta su tamaño actual, durante un período de unos cien millones de años, a partir del gas y polvo de ese disco inicial. Irónicamente, los núcleos mucho más grandes de los planetas gigantes gaseosos tuvieron que haberse formado mucho más rápidamente. Toda esta teoría se ha desarrollado a partir de la datación radiactiva de meteoritos y otras rocas que llegan constantemente a la Tierra.

Observando las regiones de formación de estrellas jóvenes de la Vía Láctea, los astrónomos han descubierto que los discos de gas que rodean a las estrellas jóvenes se disipan en los primeros diez millones de años. Por otra parte, los núcleos de los gigantes gaseosos, tales como Júpiter, Saturno y Neptuno, seguramente tuvieron que crecer lo suficiente hasta alcanzar diez masas terrestres, con el fin de poder barrer, a través del tiempo, el gas que en forma de nubes se encuentra actualmente alrededor de ellos. A inicios de la década pasada de este siglo, investigadores de la Universidad de Lund, en Suecia, demostraron que los núcleos de los planetas gigantes gaseosos de nuestro sistema solar podrían haberse formado de manera mucho más eficiente si los planetesimales en crecimiento, se hubieran alimentado de piedras de tamaño centimétrico, en lugar de alimentarse solo entre ellos mediante transferencia de masa. Aunque en realidad el Sol y sus planetas acompañantes nacieron gracias al colapso gravitatorio de una nube de gas y de polvo interestelar.

Desde el punto de vista químico-físico la colisión de las moléculas gaseosas en el interior de la nube estelar se calienta hasta el punto de que el hidrógeno empieza a fundirse resultando en gas helio: cuatro núcleos de hidrógeno se deben combinar para formar un solo núcleo de helio, con la emisión simultánea en todas direcciones de fotones de rayos gamma.

Apreciables lectoras y lectores, te recomiendo el siguiente video para saber más sobre la formación del sistema solar:

Universidad Politécnica de Tulancingo alfonso.padilla@upt.edu.mx