Por: Dr. Héctor Jesús Tapia Fernández 

Según la ciencia política, el estado es una organización a través de la cual una sociedad ejerce el monopolio de la fuerza dentro de un territorio. Desde tiempos antiguos, las civilizaciones buscaban conquistar nuevos territorios cuando la población alcanzaba un umbral donde resultaba insuficiente cubrir las necesidades alimentarias y de vivienda (colonización y conquista de América); para expandir la cultura o la religión (como fue el caso del islam en el siglo VI); para controlar rutas comerciales (el control de la ruta de la seda por parte del Imperio Otomano llevó indirectamente al descubrimiento de América); para escapar de catástrofes climáticas (en el siglo IV se produjeron sequías en las estepas de Asia central que llevaron a las grandes migraciones eslavas y germánicas hacia Europa que condujeron a la caída del Imperio Romano de Occidente).
Como ejemplo, en pleno siglo XXI, esta dinámica se dirime en fenómenos migratorios entre territorios como la diáspora venezolana hacia otros países latinoamericanos; la migración haitiana después del terremoto de 2010; o los refugiados de la Guerra Civil Siria en Europa, que han causado endurecimiento de las políticas de ultraderecha antiinmigrante en Estados Unidos y algunos países de la Unión Europea, ya que muchas de estas políticas se sustentan dada la escasez de espacio y recursos naturales en estos territorios para dar cabida a una población que difiere religiosa, cultural y lingüísticamente hablando.
El reconocimiento del territorio ha sido de especial atención en el aspecto militar, los mapas brindaban información contundente a los bandos contrarios para generar estrategias de guerra, como eliminar ciudades industriales estratégicas o cortar rutas de abastecimiento para las tropas (destruyendo carreteras, vías férreas o puentes), o para cortar rutas de suministro en los asedios a ciudades amuralladas para buscar la conquista (como la caída de Constantinopla en 1453).
Actualmente, la ciencia geográfica ha avanzado a pasos agigantados en la caracterización del territorio a través de los satélites, pudiendo encontrar ya mapas digitales, que permiten dar seguimiento de rutas en tiempo real, mandar ubicación con una precisión de centímetros, generar rutas eficientes de tránsito vehicular, rutas de navegación naval y de aviación eficientes, seguimiento de logística de entrega de mensajes y paquetería, mejoras de movilidad urbana, generar bases de datos de recursos disponibles en el territorio, mapas de riesgo y ordenamiento territorial, entre
muchas otras aplicaciones, que hace unos pocos años parecían inimaginables, hace 20 años para llegar a un lugar debías conocer la ubicación a través de un croquis y puntos de referencia, hoy es posible encontrar información detallada de una ubicación geográfica con un dispositivo móvil con acceso a internet, y encontrar la mejor ruta para llegar.
Por estas razones, la Planeación Territorial en el ámbito nacional, estatal y municipal resulta esencial en el diseño de políticas públicas, el desconocimiento de las características intrínsecas del territorio así como del medio físico, ambiente, clima, geología, uso de suelo, ecología, entre otras, conlleva a que las ciudades y actividades económicas de un municipio se desarrollen sin un ordenamiento y generen problemas de movilidad, seguridad pública, abasto de agua, salud y muchas áreas esenciales, y en el peor de los casos, se genere vulnerabilidad a ser afectado por un peligro natural, poniendo en riesgo la integridad de la población.
Para el caso del municipio existen varios instrumentos esenciales para la planeación territorial y el diseño de política pública: el primero de ellos es el Atlas de Peligros y/o Riesgos Municipales, el cual nos permite conocer aquellos fenómenos naturales que afectan al territorio, como los fenómenos de origen geológico (sismos, fallas, hundimientos, tsunamis, vulcanismo), así como los fenómenos hidrometeorológicos (sequía, lluvias extremas, inundaciones, heladas, ondas cálidas), en los últimos años el fenómeno del cambio climático obliga a los gobiernos municipales a realizar este tipo de estudios para reducir la vulnerabilidad de la población a ser afectada, además de evitar la pérdida de cultivos por sequías y/o heladas que comprometen la seguridad alimentaria.
También se pueden incluir los fenómenos de origen humano o que son causados por la actividad de la sociedad, como los riesgos sanitario-ecológicos (plagas, epidemias); químico-tecnológicos (explosiones, derrames químicos, extracción de hidrocarburos, sabotajes); y finalmente, los riesgos socio-organizativos (concentraciones masivas de población como fiestas patronales, ferias, partidos de fútbol, así también instalaciones vulnerables a sufrir sabotaje como red de agua potable, electricidad, gas, seguridad pública, etc.). El conocimiento sobre estos fenómenos nos ayuda a reducir la susceptibilidad de la población a ser afectada, y producir planes de prevención, acción y mitigación.
Otro instrumento destacado de planeación territorial es el Programa de Ordenamiento Ecológico Local Participativo (POELP), que busca el ordenamiento de todas aquellas zonas del territorio que no han sido impactadas por el desarrollo urbano, buscando aplicar la política ambiental vigente para regular la actividad productiva para el uso sustentable de los recursos naturales en áreas de conservación mediante unidades territoriales conocidas como Unidades de Gestión Ambiental (UGA). Las UGA buscan la regulación de actividades agrícolas de temporal, silvícola, ganadero, conservación, turismo en entre otras mediante acciones de preservación, aprovechamiento sustentable, protección o restauración, acciones enmarcadas en la Ley General del Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente (LGEEPA).
Y finalmente se presentan los Planes de Desarrollo Urbano y Ordenamiento Territorial, que busca regular las acciones necesarias para conservar, mejorar y organizar el crecimiento de las zonas urbanas, especificando las actividades y vocaciones productivas propias del territorio municipal donde las entidades y los municipios pueden promover programas parciales y polígonos de acción que permitan llevar a cabo un orden en el crecimiento urbano. La regulación de estos programas será vigilada por los congresos estatales y se pueden integrar temas relevantes para el territorio como el mejoramiento de los centros históricos, medio ambiente, movilidad sustentable, abasto de agua y una muy importante que es el desarrollo de vivienda.
Ante los proyectos anunciados por la presidenta Claudia Sheinbaum, como el saneamiento del rio Tula, la construcción del Tren AIFA-Pachuca y el probable Tren México-Veracruz, los municipios del sur del estado de Hidalgo, cuentan con una oportunidad histórica para darle un ordenamiento responsable a todas las actividades productivas que se desarrollan en sus respectivas demarcaciones municipales, y eso será, conociendo y caracterizando ampliamente su territorio y desarrollando sus programas territoriales de manera efectiva.

*Dr. Héctor Jesús Tapia Fernández
Profesor investigador *
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