Trump: la nostalgia de los tiempos idos
La segunda presidencia del Donald Trump comenzó y encuentra un mundo donde la mayoría de países aún sigue incrédulo de la serie de medidas -órdenes ejecutivas- muchas de las cuales tienen el sello distintivo de la regresión histórica y moral, donde al parecer solo China y Rusia se encuentran preparados para enfrentarlas.
El presidente estadunidense número 47 puede presumir que nunca mintió ni engañó y es cierto. Poco a poco está cumpliendo lo que de manera directa o a través de trascendidos de prensa anunció.
El objetivo es restaurar el esplendor estadunidense que fue a través de lograr la sumisión del resto del mundo. Para ello asegura primero la lealtad de los votantes atendiendo el miedo que causa el migrante, el cual es común lo mismo en Estados Unidos que en Europa, quizá porque es un recordatorio que su bienestar se asienta en el malestar de los países y los pueblos de donde vienen esos migrantes.
En segundo lugar oculta la responsabilidad de las autoridades y la población estadunidenses en el consumo de drogas, culpando a México y a China más allá de la responsabilidad que sí tienen ambos.
Y usa a los aranceles como el arma de presión para someter a los demás.
Pero en apenas estos tres días ya se ven algunas diferencias que muestran por dónde puede construirse la estrategia de defensa.
La migración, señalamos, genera miedo y Trump se erige como el marshall que enfrenta a esos miedos. Y aunque en la apariencia el enemigo es toda migración sin documentos, en los hechos se centra en la mexicana en particular y la latinoamericana en general. Cierto, es la más numerosa, pero la más breve y rápida lectura de sus palabras al respecto, muestra un racismo exacerbado contra mexicanos y latinoamericanos.
El pasado viernes 17 hubo, informan las autoridades mexicanas, una reunión de representantes diplomáticos latinoamericanos para tomar medidas ante las expulsiones y la llegada de nuevos migrantes que sigue. Pero en los hechos no se sabe qué acuerdos concretos se tomaron ni las medidas específicas acordadas. Y las expulsiones ya comenzaron.
Por lo pronto poco importa si hay que firmar algún acuerdo formal para que los solicitantes de asilo esperen respuesta en México. El hecho es que ya comenzaron a ser enviados a nuestro país sin que sean rechazados, y que reportes de prensa indican que a los migrantes que entran por nuestra frontera sur, se les informa que se tramitarán permisos solo si permanecen en esa zona del país. Y eso es precisamente lo que significa ser tercer país seguro, con o sin protocolos.
El tratado de libre comercio entre Estados Unidos, México y Canadá se perfila a ser la próxima víctima, con el regocijo de Trump que a pesar de que impuso condiciones para la renovación en 2018 de ese instrumento, en realidad nunca de estuvo de acuerdo con su existencia.
Canadá y México no parecen estar preparados para renegociar en estos momentos, como ya trascendió quiere de nuevo el habitante de la Casa Blanca. Canadá se prepara a elecciones en esta próxima primavera, por lo que cualquier acción tendría que darse en el verano al menos.
Pero el país de la hoja de maple ya comenzó a prepararse analizando medidas como “dólar por dólar”, es decir represalias económicas, o llamando a comprar los productos hechos en ese país, y revisando las fronteras comerciales internas que existen en ese país. Pero se trata aún de acciones en análisis.
Para el gobierno de México el costo sería muy alto. Sería un verdadero terremoto en plena construcción del segundo piso de la llamada Cuarta Transformación. De hecho ya lo es en términos de los recursos que tienen que destinarse a la atención de los migrantes regresados y que no estaban presupuestados.
Sería un giro hacia un destino imprevisto. Un cambio de ruta que amenazaría la transexenalidad del proyecto político en el poder, y lo único que podría evitar ese naufragio en medio del huracán Trump sería la desorganización y torpeza de la oposición mexicana.
En ese marco solo Rusia y China parecen estar preparadas. Pese a la alharaca contra el país asiático, su presidente Xi Jinping fue invitado, y se dio el lujo de mandar a su vicepresidente, es decir, no asistir. Como agregado Trump puso una pausa al cierre de Tik Tok, lo que equivale a que hubiera dado un tiempo a México para que hiciera sus propios planes migratorios.
Por su parte Rusia, a través del vicepresidente de su Consejo de Seguridad y expresidente del país, Dmitry Medvedev, señaló que el mundo no necesita una nueva “edad de oro” de Estados Unidos, sino el crecimiento y la prosperidad de la humanidad, una crítica al centro del discurso trumpista. Quizá por eso al día siguiente Trump anunció que podría imponerle aranceles.
En la realidad, esa que niega Trump pero también quienes lanzan discursos optimistas sobre la amenaza que representa, la coordinación y alianza que están mostrando Rusia y China es hasta ahora la única posible defensa efectiva ante ese regreso nostálgico que significa Trump. Y ello a pesar de que los gobiernos de estos dos países no son, de ninguna manera, el paraíso.
j_esqueda8@hotmaís.com