En un artículo publicado en el Heraldo, el ex Cónsul de México en Estados Unidos, Jorge Argüelles Victorero, afirmó que: “la postura mesurada de la presidenta Sheinbaum no solo ha sido prudente, sino necesaria para navegar las turbulentas aguas de la política exterior con Trump”.

Desde que Donald Trump ganó la elección y se convirtió en presidente electo de los Estados Unidos, nuestra primera mandataria ha tenido que responder a diversos embates y desafortunadas declaraciones: desde amenazas de deportación a nuestros connacionales, hasta la disparatada decisión de cambiar el nombre del Golfo de México, por Golfo de América.

Las respuestas que ha dado Claudia Sheinbaum, tienen ese rasgo de mesura y dignidad: “no nos vamos a someter”, frase expresada por ella con amabilidad, pero contundente también; igual le dio una cátedra de historia, al argumentar el por qué cambiarle el nombre al Golfo de México sería un absurdo.

Como mujer con una sólida formación científica, sabe bien que se enfrenta a un hombre poderoso de una personalidad narcisista y psicopática, con todas las características de un acosador moral o “bulleador”; por ello, responder a su postura agresiva de una manera diplomática.

Iñaki Piñuel, psicólogo español y alumno de Robert Hare, el mayor experto en el estudio de las personalidades narcisistas y psicopáticas, asegura en su libro “Por si acaso te acosan”; que uno de los pasos para hacer frente al acoso moral y psicológico es enfrentar al acosador; es así como de esta manera ha actuado nuestra presidenta, con ello refleja una visión de política exterior en la que México es un actor autónomo, dispuesto a cooperar con otras naciones, pero sin renunciar a sus propios intereses y principios.