Santiago Lugo de Compostela, 20 de marzo de 1920.

Estimada tía:

Os trasmito que me duele no haber recibido noticias vuestras, durante los ocho años que han pasado desde que recibisteis el libro que os envié y en el que dediqué especial espacio a recordaros junto a la figura de mi finado y fiel padre, que con seguridad os extraña y aguarda ansioso que vayáis a su lado; eso piensa durante sus rezos y en alta voz vuestra hermana, mi madre. Ningún acontecimiento del pasado nos tortura, es por ello que pido al Señor, que cumpla con los deseos de vuestro bien amado cuñado.

Os cuento que hace una semana regresé de París. He decidido marchar porque llamaron mi atención variados comentarios sobre los resultados de un tratamiento que realiza en la Ciudad Luz, un tal Freud. Os preguntaréis qué me sucede. No es para preocuparos, pero estáis presente en los sueños de todas las noches. Quiero creer que se debe al cariño que guardo por vos.

Las imágenes se han transformado en pesadillas. Mi madre me ha contado que un día en el que ella estaba mala, hamacasteis la cuna con tal fuerza que dio la vuelta. No, querida tía, no guardo rencor, no os preocupéis. Lo cuenta mi madre, que no estaba presente, solo lo dice porque sintió un ruido, saltó de la cama y me encontró en el piso de mi recámara, llorando.

Os confieso que no encuentro explicación a otro sueño que se reitera noche tras noche. Os paso a contar. Estoy en un parque con flores y asientos. Yo juego sentada sobre la gramilla con unos muñecos pequeños y que tienen sus rostros deformados. A mi lado está mi padre acompañado por una mujer a la que besa apasionado y acaricia debajo del faldón. Ella también lo acaricia. Yo juego y en un momento, la mujer gira su cabeza y le veo el rostro, hace una mueca y me saca la lengua, y esa mujer, reconozco que es mi tía…o sea, tú.

Sé que no podrás creer que, en esta cabeza, puedan existir semejantes imágenes, pero como me has enseñado que no se debe mentir, recurro a tu piadoso perdón porque es lo que sueño noche tras noche.

Entiendo que interpretar sueños es arte y técnica para darle un significado a las imágenes. Por tal motivo, he resuelto no dejar de lado a ninguna imagen por más cruel que sea para mí. Deduzco que sabrás disculpar las palabras de esta sobrina que pretende deciros la absoluta verdad de lo que le sucede.

Querida tía, me he enterado que la práctica es milenaria y utilizada por algunos pueblos. Muchos creen que son mensajes divinos ¿Creéis en ello? Os pregunto porque vuestra actividad actual está centrada en ese ámbito.

Con seguridad, al leer la presente, desearás ser una penitente por los pecados cometidos en mis sueños, aunque no es mi intención provocaros daño alguno porque los sueños, sueños son. Pero, siempre se interpone algún “pero” en mis sueños. Lo que os contaré a continuación carcome mis dudas, os pido contestéis estas líneas con la verdad absoluta y, de esa forma, dar por cerrada la duda que inquieta la verdad, mi verdad o no. Te sueño persignándote delante de un gentío mientras gritas: “¡Perdón, perdón, perdón!”

Con cariño.                        

                Consuelo de las Angustias