Se puede calificar como buen discurso la pieza oratoria que le presidente mexicana Claudia Sheinbaum presentó en la primera plenaria de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), sin embargo ¿será suficiente para animar a que los países de la región se activen, se unan y actúen de esta misma forma en el peligroso momento que se vive ante Estados Unidos?

Como se sabe, la CELAC ha sido una respuesta regional a la crisis que vive la Organización de Naciones Americanos (OEA), agudizada por la presidencia de Luis Almagro, inclinado con exceso hacia las posiciones estadunidenses, quien acaba de ser sustituido por Albert Ramdin. Sin embargo el organismo emergente, tampoco ha logrado la eficiencia que se requería ni antes del actual gobierno estadunidense, ni ahora.

Hace justo un año y cuatro días la policía de Ecuador irrumpió en la embajada de México en Quito para detener al exvicepresidente ecuatoriano Jorge Glas, quien se encontraba resguardado en la representación mexicana ante acusaciones de la justicia de su país.

Sin entrar en la polémica sobre el caso Glas, la entrada violenta de la policía en la oficina mexicana violó todas las normas internacionales y generó una condena regional, lo cual no fue un buen precedente para un foro donde la unidad, más ahora, debe ser la norma.

En esta reunión en Tegucigalpa, Honduras, esa división parece aguardar el resultado de la segunda vuelta electoral presidencial en Ecuador, donde el presidente Daniel Noboa busca su reelección ante la opositora Luisa González. El triunfo del actual mandatario parece poco probable que favorezca el actual perfil político-ideológico de la CELAC, mientras que es muy posible que ese perfil se fortalezca si el conteo de votos favorece a González.

Traer esa situación dibuja que el panorama regional para la presidenta mexicana no es el mejor si lo que se busca es unidad regional y tratar de que la presidencia de Donald Trump encuentre resistencia fuerte ante sus pretensiones que día a día parecen más tóxicas.
Pero no se trata solo de Ecuador y si gana uno u otro aspirante este domingo. Mucho muy cercano a Estados Unidos ha estado el presidente de Argentina, Javier Milei, quien hace unas cuante semanas se mostró muy próximo al primer amigo presidencial Elon Musk, y que seguramente no estará de acuerdo con cuestionar la política de la Casa Blanca, pues tiene un perfil similar a la de la Casa Rosada.

Junto a Milei pero mucho más moderado se encuentra el presidente paraguayo Santiago Peña, quien ha mostrado confianza hacia las políticas de Trump, inclusive con la precisión de que los aranceles recíprocos encuentran “bien parado» a su país.
En ese marco la IX cumbre de la CELAC encuentra a la región dividida, con pocas posibilidades de que el conjunto regional asuma una posición unida ante Estados Unidos, y para que el sector mayoritario logre cohesionarse para ese fin, tendrá que enfrentar severas resistencias internas.

En su mensaje a la reunión, se ve con claridad que Sheinbaum entiende que el mundo vive un nuevo momento, ante el cual insistió en enfrentarlo con unidad y solidaridad, lo que se ve difícil por lo ya descrito.

Su frase de que una región más unida en más fuerte es cierta, sin embargo además de los problemas regionales para lograrlo, se encuentra lo que se va dibujando en el horizonte, fortísimas presiones estadunidenses para la creación de un nuevo bloque trilateral norteamericano, donde Estados Unidos sea el eje mientras Canadá y México aunque sigan llamándose “socios”, en realidad queden supeditados de manera plena a Washington, sea o no su gusto.

Nada mejor que un buen discurso para el estreno de la mandataria mexicana en los escenarios internacionales, pero como se ve, el camino de los hechos no solo está empedrado sino es cuesta arriba.

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