Esta semana Hilda Georgina Pineda López, se despidió del Viacrucis de Las Lajas y agradeció que le permitieran narrar, durante 40 años, las escenas bíblicas.

“Voy a hacer una pausa, son 40 años de estar con ellos, de experiencias y emociones muy gratas, algunas veces no participé por cuestiones de salud y pérdida de familiares, un año tuve bota mecánica. Ahorita ya no tengo 15, tengo el deseo sí, pero no la suficiente energía de poder subir el escabroso camino”, señaló en entrevista.

“La maestra”, como suelen referirse a ella los vecinos y el equipo, recibió en los años 80’s una invitación por parte de quien ese entonces personificaba a Cristo, Oscar Rojas, para narrar los pasajes, la actuación, el orden e invitar a la gente.

Lo que pensó que sería un año se convirtieron en cuatro décadas; su voz marcaba el inicio y el final de la Semana Santa. Acompañaba las narraciones con recomendaciones para que la gente se acomodara de cierta forma en las escenas violentas y oraciones: el padre nuestro era repetido a coro

El viernes santo, después de que el padre Alfonso Romero, quien fuera párroco de la iglesia de San Francisco e impulsor del Viacrucis en el Barrio, arrancara las actividades en el foro de lugar, la maestra guiaba el recorrido hasta el cerro del asta bandera.

“Perdón, oh Dios mío, perdón e indulgencia, perdón y clemencia, perdón y piedad”, cantaba en cada estación, seguido de una reflexión y la tradicional representación.

“Algunas veces hacíamos más extensas las escenas para que el que representa el papel de Cristo, pudiera descansar un poco debido a que la subida es muy pesada”.

Durante muchos años realizó todo el recorrido, pero desde hace unos cuantos se retiraba de la sexta estación, subía a su auto y conducía hacia lo más alto del cerro para narrar la crucifixión.

Pineda piensa que lo que la motivó realmente a aceptar esa encomienda fue gracias al padre Bernardo Arroyo “era un párroco de San Francisco que narraba, cuando yo era niña, con un amor y una pasión el Viacrucis en la iglesia”

Su trayecto está lleno de recuerdos, en su primer recorrido intentó cortar la vuelta, se subió a una piedra muy grande y al final se tuvo que regresar.

A lo largo de los años las hormigas se le subieron porque terminó parada en su hogar y tuvo que esquivar las escenas fuertes e incluso sostenerse de un árbol para que los actores no se la llevaran.

También se le acercaron muchas señoras enojadas pidiendo que regañara a los muchachos porque se estaban “mandando” en los latigazos.

Una más involucra a un vendedor de toques que cargaba con megáfono en mano y se lo ofreció para que todos escucharan su palabra

“Yo tenía al señor a mi lado con su megáfono, pero sí había un poquito de distancia, en eso avancé y empecé a escuchar que decían “Se cayó, se cayó”; el señor había caído un barranco, ya no sabía si rezar o qué decir, Dios mío”.

La participación de los niños, el que en esta edición participen más jóvenes que adultos y que siempre el público rezara el padre nuestro, son algunas de las cosas que la dejan satisfecha.

La ex declamadora de gobierno y ex docente perteneciente a la primer generación del Centro Regional de Educación Media (CREM) ahora pondrá en pausa narrar el Viacrucis pero continuará colaborando en la iglesia de San Francisco.

Invitó a las jóvenes a acercarse y empezar a narrar los pasajes y en medio de fotos se despidió de su equipo.

“Agradezco a Dios y a todas las personas que en su momento me hicieron favor de invitarme por escucharme, a todos los que hicieron el papel de Cristo por seguir mis sugerencia y hacer que esto no fuera un espectáculo sino la palabra de Dios”.