El nombre de Sagittarius (Sagitario) surge en la mitología griega, es un centauro mitad hombre y mitad caballo, el que se suele asociar con el afable e inteligente Quirón (en griego: Χείρων). Este centauro fue tutor de los mitológicos semidioses héroes: Jasón, Asclepio, Jenofonte, Castor, Polux y Aquiles. El último de ellos, es el famoso guerrero quien participó en la destrucción de la mítica Troya, antigua ciudad al norte de Turquía. La peculiar imagen de Sagitario es sosteniendo un arco tensado, lo que hace pensar en el carácter de Quirón, pues este centauro era realmente más conocido por su sabiduría y amabilidad. La mitología también dice que Quirón creó la constelación de Sagitario para guiar a Jasón y a los Argonautas, mientras navegaban en una embarcación Argo buscando el Vellocino de Oro.
Hoy día, los astrónomos han dividido la bóveda celeste en 88 constelaciones, entre ellas existe una que se ha designado con el nombre de Sagitario. Además es bien sabido que esta constelación pertenece al conjunto de las doce constelaciones del zodíaco. Esto quiere decir que la trayectoria aparente del Sol en su desplazamiento (aunque realmente es la Tierra la que se desplaza) pasa por una banda espacio-temporal de la bóveda celeste compuesta de doce constelaciones, siendo Sagitario una de ellas. El aspecto más distintivo de la constelación de Sagitario, es un grupo de estrellas brillantes que se encuentra dentro de ella, y que la hace parecer como una tetera completa incluyendo el pico y el asa. Sagitario se encuentra en la eclíptica entre Scorpius y Capricornus. Sagitario se encuentra ubicada sobre nuestra galaxia la Vía Láctea, en dirección al centro de ésta. Aunque la banda de la Vía Láctea es más ancha y cortada por bandas oscuras de polvo, Sagitario es un tesoro de cúmulos galácticos y globulares, además de nebulosas brillantes y también algunas obscuras.
Los objetos estelares de Sagitario son espectaculares, vistos al menos con binoculares. Por ejemplo, el gran cúmulo de estrellas, gran Sagitario u objeto Messier 22 o M22, es un cúmulo globular muy grande, el mejor de los muchos globulares de la constelación. Con una brillantez de magnitud de 6.5, es un objeto fácil de ver con binoculares, aunque con un telescopio realmente se resalta aún más la belleza de este cúmulo. Este está a solo diez mil cuatrocientos años luz de distancia, es uno de los globulares más cercanos, que con un telescopio de 20 centímetros de diámetro, puede ser visto. Otro espectacular objeto es M 23, éste es realmente un cúmulo galáctico y presenta más de cien estrellas, en una área del tamaño aproximado de la Luna. Se puede apreciar su sorprendente belleza con un par de prismáticos o usando un telescopio de pocos aumentos. Un objeto igualmente espectacular es la Nebulosa de la Laguna o M8. Ésta es una nube difusa interestelar gigante, la cual envuelve al cúmulo de estrellas llamado NGC 6530. Ésta puede llegar a ser vista incluso sin telescopio, en lugares muy obscuros y alejados de las grandes ciudades (evitando con ello, la contaminación lumínica). La superficie aparente de esta extensa nebulosa suele estar contrastada por varias pequeñas manchas oscuras. Éstas se han identificado como glóbulos, en dónde se están formando nuevas estrellas. Un objeto más, es la hermosa nebulosa Trífida, también llamada M20, ésta se encuentra no muy lejos de la nebulosa de la Laguna, a menos de dos grados al noroeste de M8. El astrónomo Herchel dió el nombre de Trífida, debido a que ésta contiene tres hileras de nubes oscuras, las cuales la dividen. Un telescopio con espejo primario de al menos 15 centímetros de diámetro, y condiciones suficientes de obscuridad, debería permitir su observación. Otra nebulosa muy conocida desde el año 1745, es la nebulosa Omega o M17. También conocida como nebulosa del Cisne o de la Herradura, esta nebulosa se puede ver claramente con binoculares. Aunque a través de un telescopio su visión es espectacular.
En otro orden de ideas, existe una pequeña constelación conocida como: Sagitta. Ésta hace honor a su nombre, debido a que los antiguos hebreos, persas, árabes, griegos y romanos; veían en este grupo de estrellas, un trazo similar a una flecha. Se le ha considerado de diversas maneras como la flecha que Apolo. Hace unos años, un evento llamó poderosamente la atención en la comunidad científica, además fue noticia mundial, que ocurrió justamente en la constelación de la Sagitta. El fenómeno fue el preludio de una supernova, vista y registrada por el telescopio James Webb de la NASA. Una supernova es la explosión masiva de una estrella, la cual lanza todo su material hacia capas exteriores más allá de su propia atmosfera. Se puede entender a una supernova como la muerte de una estrella. El proceso comienza, cuando la fuerza de radiación hacia el exterior de la estrella cesa, esto se da cuando la estrella comienza a quemar hierro. Por lo que, el núcleo colapsa inmediatamente, emitiendo neutrinos explosivos y destrozando la estrella. Para que una estrella termine en supernova, ésta debe cumplir ciertas condiciones físicas, debe tener al menos una masa equivalente a ocho veces la masa del Sol. El proceso para que una estrella llegué a convertirse en supernova, comienza cuando ésta empieza a producir elementos cada vez más pesados, a través del mecanismo conocido como: fusión nuclear. En esta etapa, el núcleo de la estrella tiene una estructura de capas, similar a una cebolla. En ese momento, la estructura atómica de los diferentes elementos químicos en cada capa, arden durante un tiempo cada vez más corto y producen menos energía. El elemento químico hierro es el primero que absorbe más energía de la que libera durante el proceso de fusión. Por lo que, cuando la estrella quema hierro, su fuente central de energía se apaga. Sin la presión de radiación hacia el exterior, el núcleo colapsa bajo su propia gravedad y la onda de presión desgarra la estrella. Un fenómeno que se produce es que durante un breve periodo de tiempo, se crear elementos químicos muy pesados, o sea de número atómico grande.
La explosión de una supernova es un evento que nunca antes se había sido visto, por los seres humanos que existimos hoy día, este fenómeno se dio en la estrella Wolf-Rayet (WR124), en el año 2022. El telescopio James Webb, está abriendo nuevas alternativas para estudiar el espacio. Con las imágenes enviadas por este instrumento, fenómenos como la muerte de una estrella, están siendo estudiados, pero en otras longitudes de onda diferentes a la luz visible, tal como la luz infrarroja. Apreciables lectores, los invito a ver el siguiente video:
Universidad Politécnica de Tulancingo. alfonso.padilla@upt.edu.mx