Durante décadas, los geólogos habían intentado determinar la causa que provocó la extinción de los grandes reptiles. Esta etapa es conocida hoy día como era de los dinosaurios o era Mesozoica. El Mesozoico tuvo tres marcadas etapas: Triásico, Jurásico y Cretácico. Se ha calculado, y se sabe ahora, que los dinosaurios desaparecieron hace aproximadamente 65 millones de años.
Durante largo tiempo, muchos científicos creyeron que la extinción había sido gradual, ocurriendo a lo largo de millones de años, debido principalmente al cambio climático que habría sido provocado por la gran actividad volcánica de nuestro planeta, así como por cambios en las placas tectónicas de la Tierra. Sin embargo, las investigaciones del físico estadounidense Luis Walter Álvarez (1911–1988), Premio Nobel de Física en 1968, derrumbaron todas las teorías previas y cambiaron todo.
Álvarez estaba estudiando en esos años muestras geológicas en la región de Gubbio, en la parte central de Italia; esto ocurrió en el año de 1970. Luis Álvarez y su hijo Walter observaban capas de piedra caliza que incluían estratos de arriba y abajo del límite Cretácico–Paleógeno. Estos estudios fueron realizados sobre capas de rocas sedimentarias, conocidas como el límite K/T. Esto dio origen a la teoría sobre el impacto K/T.
Las investigaciones experimentales de los Álvarez los llevaron a proponer, en 1980, la idea de que un enorme asteroide había golpeado la Tierra al final del Cretácico. El impacto seguramente llenó los cielos de polvo y del elemento químico iridio, provocando con ello un rápido cambio climático que afectó de forma importante la vida en la Tierra, llevando de forma repentina a la extinción de los dinosaurios.
En la década de los ochenta, los geólogos argumentaron que Luis Álvarez no podía tener razón, en parte porque él ni siquiera estaba en su campo de estudio. Pero el descubrimiento, después de su muerte, de un enorme cráter llamado Chicxulub —que impactó a lo largo de la costa de Yucatán, en México, y que data de hace 65 millones de años— proporcionó evidencia casi definitiva a favor de la teoría de los Álvarez. Este evento marca el momento en el tiempo en el que se extinguieron los dinosaurios. Por cierto, Chicxulub significa en lengua maya: “lugar del cuerno prendido”.
Tanto en la península Itálica como en gran parte del mundo, existe una fina capa de arcilla sobre la superficie terrestre, la cual es la componente principal del límite K/T. En los años ochenta, varias muestras fueron analizadas en laboratorios de la Universidad de California, en la ciudad de Berkeley, donde se encontró evidencia de que la arcilla era 600 veces más rica en iridio que la roca circundante al sitio de extracción. Típicamente, el iridio está ausente en la corteza terrestre, pero sus altas concentraciones son comunes en objetos provenientes del espacio exterior, incluidos los asteroides.
Cuando la era Mesozoica concluyó, la evolución dio paso al surgimiento de los mamíferos, incluyendo al ser humano.
En el desierto de Arizona existe una zona de impacto con un cráter por la caída de un meteorito. Se calcula que este cráter, conocido como Barringer, fue provocado por un asteroide que se estrelló contra nuestro planeta hace mucho tiempo. El cráter tiene 1,186 metros de diámetro y 170 metros de profundidad. En contraste, el gigantesco cráter Chicxulub, ubicado a lo largo de la costa este de México, mide 180 kilómetros de diámetro y se cree que tiene varios kilómetros de profundidad. Aún no se ha podido medir completamente su profundidad, ya que parte de ésta se encuentra en el mar, al norte de Yucatán, sobre el Golfo de México.
¿Qué mató a los dinosaurios? Era uno de los mayores misterios de todos los tiempos. Fueron necesarios los conocimientos y métodos implementados por Luis Álvarez, un físico, para lograr identificar en la capa de arcilla al iridio, un elemento exótico del espacio exterior, como pista de la desaparición de los dinosaurios.
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Universidad Politécnica de Tulancingo
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